lunes, 26 de diciembre de 2011

KAOS QUÁNTICO, Libro III: Horizonte Quántico, Una Compañía Imprevista

Los Íncubos y Subcubos, no son demonios en el sentido religioso; sino nuestros gemelos, avatares y reflejos de otros mundos que quieren darnos placer y recibirlo de nosotros mismos.

Laura Estrella Luminosa (Arquetipo Avatar de Gestar)

Una Compañía Imprevista

 Después de dormir un rato, me incorporé y empecé a juguetear con el holograbador personal que tenía en la mesita de noche. Entonces, recordé que algo importante, en relación con la identificación de Laura, había omitido decir al Doctor.

La vestimenta de mi amada consistía, exclusivamente, en un mono ajustado de polímeros transparente; el cual, dejaba descubiertos a la visión, tanto sus redondos y hermosos senos como su pelirrojo y provocativo pubis.

Hace ya, algún siglo que otro, la humanidad descubrió lo efímero de la moda y la inutilidad de la hipocresía, hallando, por enésima vez la magnificente belleza del desnudo humano.  Yo solía llevar un mono color grafito, igualmente, de polímeros ignífugo. Esto, me daba la apariencia de un antiguo súper héroe de los cómics del siglo XX. No obstante, ya no había remedio. El Doctor y la Enfermera Ruiz hacía ya algún tiempo que habían marchado.

Ahora, que volvía a tener, entre mis manos el holograbador, recordé la cantidad de veces que este chisme había sido vital para el esclarecimiento de muchos de los enigmas que durante mi carrera profesional había investigado. Lo diferente que resultaba de los enojosos trajes de inmersión virtual. La invención de este aparto se remonta a la última década del siglo XX y comenzó a denominarse como ordenador portátil o “notebook” primero para pasar a llamarse libro electrónico después.

Es cierto que aquella antigua tecnología había quedado obsoleta; pero permitió a los seres humanos el dejar de talar los tan necesarios árboles, de los cuales conseguían, ¿Cómo se llama? ...La celulosa con la que, antaño, fabricaban el papel de los antiguos libros, revistas y diarios impresos. Mi libro electrónico difiere muy poco, en lo esencial, de aquellos primitivos microordenadores, ya que las principales actualizaciones de potencia y operatividad comenzaron a desarrollarse en aquella arcana época.

El diseño exterior es muy importante para que cada individuo pueda sentir un apego especial hacia su cacharro.  Unos parecen hologramas metalizados, cuyas portadas centellean con luminosas iridiscencias; otros como el mío, intentan recrear la estética de los primitivos libros, pareciendo un libro de cuero repujado y letras impresas en oro virtual.


Libro de trabajo del Capitán Humberto Romero.
 
Al abrir el holograbador, lo primero que llama la atención es que sólo posee, unos micro sensores que hacen la función de cursor y un pequeño pulsador rojo para el encendido así como dos pantallas de plasma de última generación. Una a cada lado, imitando sendas páginas de sus homónimos impresos.

Concretamente, el mío, está conectado ininterrumpidamente, por medio de radiofrecuencias subespaciales, con el Ordenador Central de la Federación de Galaxias Unidas; pero también permite, por medio de una pequeñísima abertura exterior, la inserción de micro cristales de holodiamante, cuya lectura se produce por el sistema de interferometría láser. Una vez introducido el microchip de memoria holográfica, el libro electrónico se transforma, automáticamente, en un lector inteligente de literatura o información temporal desechable.

Su manejo es tan simple como la utilización de los sensores de cursor en combinación con el micro pulsador rojo de puesta en marcha. Su desconexión es automática; pero si lo que deseo es transformarlo en el potentísimo Terminal informático virtual, que en realidad es;  tan sólo tengo que apretar, simultáneamente, el encendido y uno de los cursores. Entonces y sólo entonces. una de las pantallas de plasma se transforma en un utilitario teclado virtual que amplía, infinitamente, las posibilidades de detección integral de voz que ya trae de por sí este aparato. 

Empujando un pequeño micro ruptor que se encuentra disimulado estratégicamente, entre los pliegues del repujado polimeral, el lomo se desplaza, a modo de plumier,  descubriendo una cavidad que oculta unas pequeñas gafas plegables de cristal liquido auto graduable y que permite por medio de unos emisores y sensores de infrarrojos, la interacción virtual con el holograbador.  Para los individuos que, como yo, sentimos una terrorífica fobia a los trajes de caucho de navegación virtual, nos supone un alivio y descanso de tan incómodas y artificiosas prendas.

¿ Cuantas vidas arbóreas salvó lo que tengo entre mis manos? pero, lo que costó implantarlo a últimos del siglo XX, debido a los intereses transnacionales de las poderosas industrias papeleras.

–Querido Humberto, ¿Como te encuentras, hijo mío? –El Almirante Contreras, por fin, hizo aparición en mi cuarto; pero iba acompañado de alguien a quien tan sólo conocía por mis pesquisas virtuales.

–Veo que te encuentras como un roble – prosiguió –, te presento al Capitán de la policía local, Don Álvaro Rubio.

–Con Álvaro basta, Almirante – replicó aquel mientras nos saludábamos– muchas gracias.

–Encantado de conocerle en persona, Capitán Rubio.

Tras habernos estrechado las manos, el Almirante Contreras me propinó un abrazo y sus lágrimas escurrieron brillantes por sus rosadas mejillas.

–Temimos lo peor Humberto. No sabes lo contento que me encuentro de que todo haya pasado sin daño para tu persona. El Doctor Berenguer me ha explicado que te dará el alta en breve.

– ¿Saben quien ha intentado asesinarme? ...Señor.

–Deja ya lo de señor a un lado; además que caray,  todavía estás dado de baja – apostilló poniendo una expresión de enfado que adornaba, curiosamente, su vieja y arrugada cara.

–Por increíble y extraño que pueda parecer – intervino el inspector de policía Álvaro Rubio –, todo hace suponer que usted fue el asesino de mi subordinado el Teniente García,  cuando se encontraba en una investigación no autorizada y, usted mismo,  quien intentó acabar con la propia vida de usted.

Mi cara debió de ponerse blanca, pues me estremecí al escuchar las palabras que había pronunciado el inspector; pero más me extrañó el comprobar como el efecto que ocasionaban esas palabras en mi expresión, producían una abierta y permanente sonrisa en el Almirante Contreras. Lo curioso del caso era que los fonemas utilizados por el Inspector parecían ser sacados de una lata de conservas sin ningún ánimo de acusación o matiz despectivo.

–Tranquilícese, Capitán Romero. Todos sabemos que usted no pudo cometer los crímenes, aunque las pruebas, contra su persona, pudieran parecer irrefutables; pero lo cierto,  estimado colega, es que los humanos todavía no hemos logrado el poder, ubícuo, de estar físicamente en dos lugares al mismo tiempo, salvo virtualmente, claro está. Usted no pudo ser. Alguien debió de utilizar su imagen para implicarlo por oscuros motivos que aún no llegamos a vislumbrar.

–Ahora comprendo – interrumpí a mi interlocutor –, porqué me pareció ver reflejado mi propio rostro en el anticuado monitor de Roberto Beltrán’Jr “El Otro”– pensó en el hipotético seudónimo informático– y porqué me pareció volver a verlo cuando estaba realizando el amor con...

–Efectivamente – ahora fue el Almirante quien me interrumpió –, alguien está utilizando tu imagen virtual para intentar..., creemos implicarte en los asesinatos; pero ¿porqué?... No lo sabemos.


Por un instante, la imagen de Laura se me cruzó por la mente. ¿Seria ella quien utilizaba la Intima para cometer los asesinatos? Casi, no me cabía ninguna duda. No obstante, había muchas piezas del “puzzle” que no encajaban ¿ Porqué no me destruyó totalmente? Poder tenía para haberlo hecho. Sin embargo me dejó vivir y sobre todas las demás cuestiones, ¿Cual podría ser el móvil que uniese todos los asesinatos?  En definitiva, seguía sin saber nada de nada y lo peor de todo, la persona a quien yo más amaba, Laura, seguía siendo un enigma irresoluble en mi historia personal.

–Me supongo que mientras me encontraba en coma, habrán continuado las indagaciones por donde yo las dejara, pero yo les pregunto, Almirante y Capitán, les pregunto. ¿Alguna mujer ha podido ser la causante de estos sucesos?

–Extraña pregunta Capitán – contestó el Inspector Rubio con una dura y poco amigable expresión –, eso debería decírnoslo usted. Acaso ¿Duda usted de alguien a quien no quisiera incriminar?

–No. no… En absoluto, es que yo...

–Laura Estrella Luminosa – Mis pómulos se debieron de pigmentar de un blanco inmaculado cuando Pepe Contreras, mi Superior y Amigo pronunció el nombre de mi amada –, acaso ¿dudas de ella? 

La extrañeza se convirtió en una especie de shock emocional cuando intenté descubrir la posible relación que pudiera existir entre mi amada Laura y el Almirante.

–No debes preocuparte Humberto – Continuó contestando a mi terrible y sagrada duda–, la señorita Star Light pertenece al cuerpo especial de la policía secreta, encargada de la protección personal de la presidencia ínter federal. Yo mismo, indiqué que fuese ella la encargada de tu protección. Temíamos que pudieras sufrir un atentado, como realmente así ha sido.  Humberto, amigo mío, Laura es la persona más capaz de todo el servicio secreto para llevar a buen puerto misiones de un alto riesgo.

–Pero ¿Porqué Laura, porqué una mujer?

–Todavía Hoy, en pleno siglo XXIV, ¡tenemos discriminaciones sexistas? –interrogó, afirmando, el Capitán Rubio.

–No… Yo, es que... –Titubeé.

–Tranquilo Humberto, el Capitán y yo sabemos que éste no es el mejor momento para que digas las cosas que realmente sientes. Estás convaleciente – Me disculpó el Almirante.

–Tiene razón Señor, debe de tratarse de algo atávico e inherente a los genes masculinos de la raza humana, por tantos siglos de discriminación de género.

– ¿Cuándo podré conocer a Laura en persona? – Pregunté.

–Ya la ha conocido, estuvo aquí cuidando de usted y además no hace demasiado tiempo – Contestó a mi pregunta el Inspector Rubio.

–Pero, el Doctor Berenguer y la Enfermera Ruiz me dijeron que…

–Tranquilo Humberto, no se excite. Volverá a verla. El brillo de sus ojos le dicen a este anciano decrépito que se encuentra irremediablemente enamorado. Este amigo suyo también le dice que tiene usted una suerte infinita, golfete. Es correspondido, Laura me lo dijo. Pero también debes entender que la Agente Star Light se encuentra de incógnito en Vieja Tierra. ¿Cómo podrían saberlo un doctor y una simple enfermera; aunque como en éste caso, se trate de funcionarios militares del Hospital General de la Armada sideral?

–En cuanto le den el alta, se incorporará al servicio activo y viajará hasta el Sistema de Tau Ceti en compañía del Capitán Rubio.

– ¿A cuento de qué, Almirante?

–En el anillo orbital de Dyson que circunda una de las enanas marrones, se encuentran muy adelantadas las investigaciones sobre la máquina del tiempo y…

– ¿Máquina del tiempo? ¡Eso es imposible! – interrumpí.

–Si, máquina del tiempo, por imposible que parezca, no se extrañe – apuntó el inspector.

–Estamos convencidos – continuó el Almirante –, que algo relacionado, mejor dicho; alguien relacionado con esos trabajos es quien está cometiendo los asesinatos y quien pretende involucrarlo en dichos decesos por motivos que se nos escapan.

– ¿Se sospecha de alguien, en concreto? – Pregunté.

–Eso tendrá usted que averiguarlo, estamos en blanco.

–Con su ayuda, inspector Rubio, supongo ¿no es así? – Dirigí una mirada inquisitiva hacia mi igual.

–Si usted me lo permite, Capitán –Contestó.

–Quiero creer, que cuando entraste en esta estancia querías que te llamase Álvaro, ¿no es así?–Volví a preguntar.

–Por supuesto Humberto – Los tres nos echamos a reír.

– ¿De que modo viajaremos hasta la Estación de Tau Ceti, Almirante?

–Cogerán una Lanzadera con la que transbordarán hasta la Nave Insignia de la Federación “La Buscadora A”. Viajarán a velocidad sublumínica hasta más allá de la Esfera de Orth, habiendo hecho escala, previamente, en Marte y en Ganímedes o Europa. Ustedes decidirán. Una vez que hayan superado la nube de cometas, el Capitán de la Buscadora ordenará a su tripulación, abrir un agujero de gusano para crear un vórtice en el Espaciotiempo.  Esto les posibilitará el viaje prácticamente instantáneo hasta las proximidades de Tau Ceti.

–Enhorabuena, señores – continuó –, y que tengan un buen viaje. Con respecto a Laura Estrella Luminosa, amigos míos, nunca se encontrará muy lejos de ustedes para sacarlos de cualquier situación peligrosa; pero les ruego encarecidamente que no la busquen. Cuando llegue el momento apropiado, ella misma se dará a conocer.

*