jueves, 1 de marzo de 2012

KAOS QUÁNTICO, Libro IV: Cosmogénesis; El Sumo Sacerdote


5 – El Sumo Sacerdote (El Papa)

Mi Reino no es de este Mundo. Dad a Dios lo que es de Dios y a Cesar lo que es de Cesar.


Aunque el Emperador, hijo mío, tenga el poder sobre toda la naturaleza, algo le está vedado. El Mundo del Espíritu. El Mundo de las ideas, de donde proviene su propio intelecto. El auténtico Hijo de Dios, como un Papa católico Romano, debe de ser el representante del Mundo del Espíritu, aquí, en el Mundo del Cosmos natural.


El Emperador, el hombre natural, tiene poder sobre la vida y sobre la muerte. Sobre los cambios y transformaciones de la materia e incluso sobre el futuro vital de sus iguales; pero no puede proporcional la salvación del Alma pues eso le es ajeno. Su mundo es de este plano, sin embargo el Sumo Sacerdote ha traído la divinidad a este mundo de materia corrupta y mortal.


Es un salto en la escala evolutiva. Su cuerpo sigue siendo simiesco; pero en su corazón ha germinado el fuego sagrado de la Sacerdotisa. Ese espíritu ha vitalizado de una forma especial el alma del Emperador y lo ha convertido en un Ser que aún siendo de este mundo pertenece al plano donde reside el Mago. Todavía no ha conseguido la maestría pero sí la sabiduría ígnea del compañerismo con el que tratará de despertar a sus hermanos emperadores.


El Sumo sacerdote es un Ser que convive en una permanente simbiosis con un cuerpo creado por la Emperatriz, el Emperador, y un Espíritu concedido por el Mago gracias al poder ígneo del brazo inmóvil de la Sacerdotisa. Es un Ser que pertenece a dos mundos y por lo tanto, ya, su Poder no se circunscribe a uno solo. El Papa, sin ser mortal posee la sabiduría del Espíritu y el poder y la fuerza de la Naturaleza.


El Destino del sumo sacerdote, como un buen director de orquesta, consigue que los planos materiales se vayan espiritualizando armónicamente de forma progresiva, hasta que los cuerpos de los emperadores puedan vibrar a una frecuencia superior y pueda recaer en ellos el cetro del fuego espiritual. El Sumo sacerdote ha conseguido la consciencia de la eternidad, la inmortalidad. La inmortalidad del Espíritu pero no del cuerpo ni tan siquiera del alma.


El Papa, hijo mío, sabe que jamás la totalidad del espíritu humano podría ser retenido por el cuerpo y el alma del Príncipe de este Mundo y por ello trae el conocimiento de las esferas superiores para prepararnos para una cósmica mutación. El poderoso gusano Emperador deberá transformarse, con otro cuerpo, en el representante del Mago en el círculo creado por la Emperatriz. Una vez conseguida esa transformación podrá viajar, con su vehículo de fuego, el Fénix, hasta el trono del Mago y permanecer aquí, asesorando, ante el trono del Emperador.


El fuego ígneo destructor, inaprensible y femenino de la Sacerdotisa se ha transformado en inocua, tangible y masculino para poder sembrar en la Naturaleza, su virgen madre, la semilla del Espíritu inmortal. Ese espíritu funciona, en la naturaleza, a modo de un virus modificando la estructura génica para dar cabida a la Gnosis de la estrella de cinco puntas. El Sumo sacerdote es el Hombre material con sus cinco extremidades; pero también es el hombre que posee en su corazón el conocimiento del Origen, la Eternidad.


El Sumo sacerdote, hijo mío, debe morar en nuestro interior. Solo su divina sabiduría nos puede hacer ver que lo aparentemente incomprensible es divinamente comprensible, que lo aparentemente imposible es divinamente posible y que la Sabiduría se encuentra en el Todo, la unión de todas las piezas del Puzzle que conforma el Libro de la Naturaleza. Ese Libro Hijo mío es el que te muestro en los arquetipos de estas bellas estampas.


El Hombre, sin dejar de ser el Príncipe de este mundo, también se ha transmutado en el Hijo de Dios. El Príncipe celestial que gobernará en los cielos y sobre la tierra.

Concepto Quántico Lenguaje - Historia
El Lenguaje, en cualquiera de sus manifestaciones, habría que tratarlo como un simple medio de comunicación. La Historia, igualmente, como un sistema aséptico de plasmar la Realidad para que pueda ser comprensible, en el futuro,  por nuestros descendientes.


No obstante, como la Condición humana es eminentemente estúpida, usamos estos medios de transmisión de la información como formas de manipulación intrínseca.


Cada vez que se desea expresar algo, en un círculo reducido y que nadie más tenga acceso a dicha información, creamos nuestro propio lenguaje y lo convertimos en tan complicado que a veces hasta a nosotros mismos nos es difícil recordar su significado.


Antaño, era factible dicha forma de usar el lenguaje, con el fin de proteger la propia vida, ya que por cualquier cosa, según las interpretaciones interesadas, podían condenarte a muerte en cualquiera de sus múltiples variantes.

Hoy, por el contrario, lo que conseguimos es plantar tantos árboles en la línea del horizonte que nos impiden ver el bosque. La Verdad no es tan complicada como pensamos; pero a veces la enrevesamos de tal modo que queda convertida en algo solo comprensible para unos pocos iniciados, que han dedicado una parte importante de su valioso tiempo en adquirir los necesarios conocimientos de interpretación.


La Historia, en ninguna de sus facetes, merece mayor credibilidad que la que pudiera tener una historia de ficción en cualquiera de sus múltiples manifestaciones. Generalmente, suele ser utilizada, por los poderosos y los vencedores como medio de adoctrinamiento en todos los sentidos, tanto político, moral, intelectual como filosófico.


El único medio que el Hombre tiene para poder distinguir cuando algo es factible o falso es por medio del discernimiento; por cierto, uno de los principales atributos de la consciencia. No hay que ser del último que llega, por mucha confianza que hubiésemos depositado en su persona. Si queremos ser nosotros mismos, cualquier información que nos llegue, debe de ser siempre filtrada; pues en numerosas ocasiones nos mentimos de forma inconsciente, sin mala fe, habiendo dado crédito a otros en los que habíamos depositado nuestra confianza sin un motivo coherente y lógico.

El lenguaje claro y diáfano, mostrado por una historia limpia, siempre llegará a nuestros sentidos en forma de imágenes visuales que nuestro cerebro interpretará de forma fácil y sin necesidad de traductores de ningún tipo. Si por el contrario, fuese de complicada interpretación, deberíamos ponernos en guardia porque, con total seguridad, alguien estará intentando manipularnos: Un partido político, un gobierno, un jefe, una religión, hasta un pretendido amigo o algún familiar.


Es debido a ello, que en muchas ocasiones se encuentra mayor verdad en el Mito o en el Cuento que en lo que conocemos por Historia. Cuando estudiamos un Mito o un Cuento, ya nuestro discernimiento, ha sido puesto en funcionamiento e intentará dilucidar lo factible de lo fantástico. Cuando estudiamos Historia, ese filtro suele estar desactivado y nos tragamos lo que se nos cuenta como algo verídico, porque está refrendado por un historiador y la oficialidad que lo avala.

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