miércoles, 31 de agosto de 2011

KAOS QUÁNTICO, Libro II: Conspiración, Teatro Estelar

La Vida es un Teatro interpretado por dos tipos de Actores. Unos cuantos son Reales, el resto son espejismos virtuales que han aprendido a creerse los auténticos.

Bifredo de Albany (Arquetipo)

(Dimensión Gaia 1963 d.c.)

Teatro Estelar



La niñez de Laura Estrella-Luminosa, Laura Star-Light, transcurrió en el pequeño pueblo que la vio nacer, rodeada de granjas y donde todavía, no muy lejos se podían vislumbrar los rescoldos de los antiguos campos de algodón que dieran poder y dinero a los terratenientes blancos a costa del trabajo no remunerado de los esclavos negros, traídos en tiempos, desde el continente del otro lado del Atlántico.
En muchas ocasiones, al salir de la escuela dominical de la Iglesia Metodista, solía dirigirse en compañía de sus Padres y hermanos hacia la orilla del río Oconee, cuyo nombre recuerda a sus vecinos humanos que esas tierras, antaño, pertenecieron a las tribus indígenas que fueron expulsadas ante el imparable avance de los extranjeros colonos.
La personalidad de este espíritu cósmico fue educada en la más férrea disciplina del fundamentalismo protestante; creando a posteriori, en ella, una feroz lucha interna entre lo que su interior sentía como bien y lo que su impuesta programación le decía. Quizá a consecuencia de lo aludido, ella no entendía el aliciente que su Padre y alguno de sus hermanos sentían hacia la pesca o la menos practicable caza; pero lo cierto es que su espíritu alegre florecía en cuanto su delicado cuerpo chapoteaba en las tibias aguas que la acogían ruidosamente en su seno y que en aquel entonces, años cincuenta y primeros de los sesenta, aún permanecían ajenas a la contaminación actual.
La niña gustaba de organizar a sus amiguitos, erigiéndose en jefe absoluta de su pandilla, constituida en su mayoría por varones; pero cuando su vena solitaria la llamaba imperiosamente, se refugiaba en la granja de unos amigos de sus Padres y daba de comer, canturreando el conocido pitas, pitas..., a las gallinas o restregaba los amargos en el morro de los conejos, cuando no jugaba, correteando, con el perro canela que resguardaba a los animales que allí habitaban de las incursiones de hurones, zorros y comadrejas.
Todavía, su infantil mente, era incapaz de comprender las expresiones racistas que se cruzaban entre los habitantes del pueblo, rememorando los tiempos de sus abuelos y Padres que habían luchado en la cruenta guerra de secesión y menos, todavía, que en ciudades más grandes, no lejanas, los blancos se organizaran refugiados en el anonimato de unas blancas sábanas y adornaran sus cabezas con un enigmático capirote para atemorizar y atentar contra sus hermanos de color.
Tolerancia, palabra cuyo significado no comprendería hasta pasados unos años, cuando la adolescencia empieza a moldear la personalidad de sus propietarios. Todos estos sentimientos se agolpaban e iban introduciéndose dentro de su joven mente y quedando marcados de manera indeleble, confiriéndole con el tiempo, esa mirada entre melancólica y risueña que la llevaría a los altares de la fama.
Todo había sido organizado en los confines del Universo, en Gestar, fuera del Espaciotiempo conocido cuando una Entidad innominable e innominada fue encerrada en esta cárcel hospitalaria a la que conocemos con el nombre de planeta Tierra, a donde venimos a purgar nuestra enfermedad original, y en la que permanecemos confinados para no perjudicar al Universo Primigenio, el cual se mantiene intacto y libre de cualquier contaminación o intromisión de carácter negativo pues se protegió del segundo Big-bang provocado por una paradoja en el espacio-tiempo y a la que los teólogos han venido a denominar erróneamente como Pecado Original de la Humanidad.
Pero esta Entidad, que antes aún no se encontraba dividida, no vino a este pequeño planeta azul por los motivos correctores ya expuestos sino como avatar o enviado de los dioses, para poder ayudar a la humanidad a encontrar el camino de regreso y comunicar a sus hermanos caídos que existe una legión de ángeles que mantienen sus amorosas manos extendidas esperando que nos acojamos a ellas para con un último impulso de regeneración fortalecer y reforzar los pilares de la dramatúrgica creación, tras la inevitable y previa sanación necesaria.
Desgraciadamente, para la célula espiritual, no existe posibilidad de acceso a este plano de existencia, que es de naturaleza dialéctica, de un modo completo e integro, debiendo desdoblarse en sus dos polaridades que se mantienen unidas en los planos internos. Otro de los desgraciados inconvenientes que tiene, intrínseca, la materialización es que la memoria consciente en este plano queda anulada completamente y manteniéndose ubicada en el lugar de morada del espíritu, en su plenitud, reflejándose en la cotidianeidad como una especie de deja vu o memoria inconsciente.
Hace tantos eones que la Entidad a la que pertenece Laura Estrella-Luminosa bajó a esta morada de pesares y mortandad como tiempo hace que su gemelo, el Caballero de Albany, sufre las mismas circunstancias para intentar encauzar, de una forma correcta, el luctuoso camino que mantiene, tozudamente, la humanidad hacia la autodestrucción; pero ciertamente, logrará algún día, en alguna vida, conseguir sus loables propósitos cerrando el circulo que conforma el camino que, hace ya tanto tiempo, emprendieron en un sacrificio eterno e indecible en favor de sus hermanos caídos.



Así como en las diversas encarnaciones, siguiendo un ciclo bien definido, se van turnando las dos personalidades en la adquisición de una polaridad diferente; es decir, la parte que en un momento determinado es varón, en la siguiente deberá convertirse, inexorablemente, en hembra; pasándole a su mellizo exactamente lo mismo pero a la inversa. Esto es una ley natural; pero también es cierto que la fuerte marea producida por la vida de la dualidad, con el transcurrir de las edades, va distanciando tanto en el tiempo como en el espacio, la materia receptáculo de las dos polaridades que conforman la Entidad Espiritual aludida; siendo por esta razón, que en numerosas ocasiones. El caso de Laura y Bifredo puede servir de ejemplo. Una de las naturalezas permanece en los planos de la antimateria y raramente suele coincidir con su otra parte. Cuando una de ellas materializa, suele hacerlo movida por las leyes del azar, que existen, separada por una gran distancia y con algunos años de diferencia de su Alma Gemela, pudiendo ser aquella, tan enorme como el espacio que separa el hielo del Ártico del continente Antártico.
Lo cierto es, que el fin último de su trabajo sólo pueden realizarlo estando unidos como en el caso del Hermano Cagliostro y su amada Serafina.
Es sólo entonces que el sagrado sacrificio realizado no será baldío y dará buen fruto, siendo por este motivo que la memoria inconsciente incita a dichas partes a encontrarse y unirse, siendo esto posible por medio de la consecución de la fama y la popularidad. En estos Seres, como son Laura y Bifredo, Caballero de Albany, este móvil no lleva consigo ningún tipo de vanidad o afán de poder como fin último sino el ya mencionado de intentar, en un último y angustioso esfuerzo, reconocerse entre ellos y posteriormente, como hemos dicho, encontrarse a pesar de sus diferentes situaciones sociales o de lenguaje ya inherentes desde la mítica época de Babel. 
Este intento es siempre doloroso y requiere de un desgaste tremendo de energía, siendo así que el Espíritu único que dirige sus personalidades o medias almas desequilibra la balanza en uno de sus platillos para que la más favorecida consiga el propósito de darse a conocer a la generalidad de los medios de comunicación, artísticos u otros. Solo entonces, es cuando esta alma puede ser reconocida por su otra parte, caída en desgracia,  ya que muy posiblemente mantendrá una existencia vulgar y anodina en los ámbitos de poder o de reconocimiento social por parte de sus conciudadanos; pero que sin embargo, mantendrá un nivel mucho más elevado de conciencia, pues en él recaerá la responsabilidad de identificar a su parte cercenada.
Tristemente, a través de las existencias, se producen diversos accidentes, al estar convencida una o las dos partes, de que han encontrado a su media naranja, al pensar que ésta, su complementaria, debe nacer en un lugar cercano, en espacio, como en tiempo, al de su propio origen, poseer unos niveles sociales o de poder similares, mantener inquietudes y gustos parecidos; pero sin embargo nada más lejos de eso. 
Sólo cuando la parte famosa es capaz de comprender el funcionamiento de la Ley de Compensación, es posible que reconozca que el loco que la persigue y que se encuentra sumido en el más miserable fango de la existencia humana, está de este modo en beneficio de ella misma; pero esto también puede ser un error de bulto, que pueda llevar a la personalidad a su irremediable caída en los brazos de cualquier desaprensivo; como le sucediera,  en su momento, a Rita Haywort. Siendo por este motivo que, debemos ser cautelosos para no caer en los lóbregos pozos de la drogadicción y el vicio, que no son más que olvidaderos del alma humana.
Ese sentimiento interrogativo de ¿Qué hago yo aquí?, ¿Que me he dejado en el otro lado?, ¿Me ha llamado alguien? O la sensación de que el círculo está próximo a cerrarse, permanece hasta el fin de sus días, o hasta el definitivo encuentro; que de realizarse, deberá ser limpio y sin mácula.
Llegado este reconocimiento mutuo, no importará la separación física ni en espacio ni en tiempo ya que habrán logrado engarzar, en este plano, los eslabones de la cadena o cordón de oro diamante que invisiblemente debía de unirles.
Kimberly, nacida antes en una familia acomodada, tres años concretamente, y regida por las influencias del Sol en Sagitario, el Caballero de Albany regidos sus actos por la constelación de los Gemelos, siendo ellos los únicos que entienden al centauro al encontrarse en las antípodas del zodiaco y, por tanto, ser dos caras de la misma moneda; pero la actriz deberá ser capaz de comprender que su príncipe azul está vivo aunque no es más que una miserable rana que deberá ensuciar su bellísimo cuerpo con el lodo de la charca, en la que permanece el miserable anfibio, y acoger a éste en sus delicadas manos, para con un esfuerzo de sagrada renunciación, incitado por el auténtico amor que les une en los planos sutiles, darle un  cálido beso en su fétida boca para así transformar a la pequeña bestia en el auténtico príncipe celestial que realmente es. 
Tan sólo entonces habrán conseguido comenzar la labor de regeneración que pueda salvar a la plenitud de la raza humana y su posterior regreso al Continuo Gestar.
–Oiga Alice, ¿se da usted cuenta que día tan maravilloso hace hoy?– se dirigió, de un modo un tanto cursilón, una gruesa mujer de tez pecosa y cabello pelirrojo a su morena acompañante, que contrariamente era algo más delgada, respondiendo ésta después de un breve lapsus.
–Señora Stone, tiene usted toda la razón del mundo y además creo que va a ser un magnífico Día del Señor..., casi diría y no me entienda mal Mary. Da algo de pena meterse en el templo ¿no cree usted?
Miss Mary Stone palideció en un primer instante y al siguiente su rostro se sonrojó de un modo evidentemente visible.  No supo que decir y después de pasado un cierto tiempo, cuando pretendía un tanto ofendida, replicar a Miss Alice Cooper. ¿Cómo puede usted expresar semejante cosa?, – ésta, ladinamente, le quitó las palabras de la boca.
–Ya sé, ya sé..., ¿Como puede decir usted algo así?; en serio sería una blasfemia– ésta sonrió –, pero era una simple bromeja para comprobar que cara de sorpresa ponía usted.        
–Yo le doy un diez, pues ha superado la prueba y ha respondido tal y como yo esperaba. –Matizó.
– ¡Oiga, Señora Cooper!..., ¿No es aquella, la Señora Estrella Luminosa?
–Si, ya sabe usted que es una mujer de talante puritano y no faltaría por nada del mundo, algún domingo a la Iglesia, bien acompañada del conjunto de su familia.
–Buenas mañanas tenga usted Señora Estrella Luminosa– Dijeron las mujeres al unísono cuando ésta, rodeada de sus cinco hijos, pasó cerca de ellas.



–Buenos días señoras Cooper y Stone– Contestó, la aludida, poniendo una expresión de circunstancia, pues de sobra sabía que se encontraba frente a las cotillas del Pueblo, que intentaban sonsacarle alguna conversación que les sirviera de comidilla para pasar agradablemente el resto del día, criticando, una vez pasado el culto, durante la escuela dominical y después de ésta.
– ¡Vamos niños!..., hasta ahora mismito señoras..., pues llevamos algo de prisa. Ya sabe, somos tantos que debemos llegar un poco antes para ocupar un mismo banco. 
Al volver el rostro hacia sus retoños, hizo un gesto de tremenda desaprobación mientras susurraba.
– Caray, Dios mío, que pesadas son estas mujeres. ¿Es que no tendrán nada que hacer excepto ocuparse de la vida de los demás?–  Kimberly, como casi siempre, iba delante incluso de su madre tarareando algún que otro corito metodista y que había aprendido, con la repetición, en los servicios devocionales, acompañándose con saltos y sonrisas, como si estuviera poseída por las mágicas zapatillas del cuento.

Solamente en Cristo, Solamente en él,
La Salvación se encuentra en él,
No hay otro nombre dado a los hombres,
Solamente en Cristo, Solamente en él.

–¡Kimberly!– se dirigió la madre hacia la niña utilizando un tono de voz un poco más elevado que de costumbre–, hija mía guarda un poco la compostura, como hacen tus hermanos. Parece que tuvieras azogue en el cuerpo..., aunque, la verdad no sé porque te digo nada pues siempre serás un trasto la mar de travieso.
Kimberly, haciendo caso omiso a su madre continuaba con sus coritos evangélicos.


Una mirada de fe,
Una mirada al Señor,
Es la que puede salvar al pecador,
y si tu vienes a Cristo Jesús,
El te perdonará,
Porque una mirada de Fe,
Es la que te puede salvar.

–Ayer la suspendieron en el examen del cole – dijo uno de sus hermanos –, y la profe la castigó por no poner atención.
–Cállate bocazas– Replicó, malhumorada, la pequeña Kim.
– ¡Callaros los dos!, ya sabéis que no me gustan los chivatazos..., pero lo tuyo señorita Laura no tiene perdón y te quedarás, este domingo, castigada en casa.
–Pero mamá, no seas así, había quedado con mis amigos para ir a nadar.
–No se hable más– reiteró su postura la madre –, y en cuanto tengas la edad suficiente, tu Padre y yo te pondremos a trabajar. 
Mientras tanto, las cotorras Cooper y Stone seguían parloteando una vez que habían comprobado que el sujeto de sus deliberaciones ya se encontraba algo alejado.
–Se dará cuenta, amiga mía, que el Señor Estrella Luminosahoy tampoco asiste al Servicio Dominical. 
–No sea así Señora Cooper– sonrió –, seguramente se encuentre ocupado en la Iglesia, del pueblo de al lado, tocando el piano..., ya sabe que...
–Pero no me dirá – Replicó Mary, cortando la conversación de su amiga –, que la pequeña Laura se las trae de lo traviesa que es..., no sé, no le auguro un gran futuro a esta niña.
–Maary..., la Iglesia de Braselton se ha quedado sin intérprete musical pues falleció hace unos días...
– ¡Ah!, ¿No me diga?– Interrumpió.
–Si le digo– prosiguió Alice tras la interrupción de su contertulia –, y además la pequeña Estrella Luminosa, que como muy bien sabe usted, es la tercera de las niñas, ha empezado a dar clases de ballet y eso indudablemente le irá educando el temperamento.
–Vaya, vaya..., de lo que tiene una que enterarse. Mira tú, que yo me creía que esa tímida y, por otro lado, traviesa muchacha era un marimacho que sólo sabía trotar, ser la primera de la clase en gimnasia y ganar a sus compañeros, varones, en las competiciones de natación.
–Pues ya ve, señora Stone, que eso no es cierto del todo y debe saber que además de lo que ya le he dicho, también acompaña asiduamente a su Padre cuando éste tiene tiempo de dar algún concierto con la orquesta. Por cierto, creo que también está tomando clases de canto.
– ¡Caray! Alice, eso está claro pues no para de canturrear e incluso tararea La Noche de Paz en pleno verano, no sé hasta donde vamos a llegar y ¿de donde sacarán el dinero con tantos de familia que son?, pues quiero entender que deberán educar a todos por igual o mejor a sus hermanos varones, eso sería lo correcto.
–Parece que naciera usted ayer, mujer, ya sabe que el Señor Estrella Luminosaes una persona muy instruida y todo el mundo es consciente que lleva impecablemente sus negocios; además su esposa ganó mucho dinero cuando, de soltera, trabajó en Florida haciendo películas acuáticas..., ya sabe, de sirena y esas cosas.  Ah, y también las tarjetas postales de contenido turístico que hizo, en calidad de modelo fotográfico, le siguen reportando beneficios. 
Mary Stone calló, durante unos instantes, e hizo señas a su compañera de conversación, señalando el reloj de la alcaldía haciéndole ver que faltaba muy poco para poder entrar, con puntualidad, en la Iglesia.
La mañana era clara y soleada pudiéndose vislumbrar un extraño efecto al observarse, a contra luz, la estilizada silueta de la niña Kimberly.
– ¡Alice!, ¿Ha visto usted lo que yo?



–Si amiga mía y si no fuese porque estamos en pleno siglo veinte y en los Estados Unidos de Norte América diría que acabamos de contemplar a un ángel del cielo. 
Volvieron a mirarse mutuamente y a continuación dirigir sus ojos, de nuevo, hacia la niña pero el maravilloso resplandor dorado que delineara los contornos de la pequeña ya había desaparecido.  No mucho tiempo después, sus Padres, adoptaron a dos criaturas que pasarían a engrosar las filas de la pandilla de Kimberly.
*
Quizá toda esta aparente locura, para la humanidad ordinaria u obsesión paranoico esquizofrénica, como diría algún que otro psiquiatra despistado, comenzó cuando el Caballero de Albany, mi mentor, fue tratado con pastillas de ranitidina a causa de una hipotética ulcera no diagnosticada, en el mes de junio del año de mil novecientos noventa y cinco; cuando recientemente, acababa de cumplir los treinta y nueve años de edad y su amada Laura contaba con cuarenta y un años, ya pasaditos, en la mitad de la frontera hacia los cuarenta y dos. 
El Caballero Bifredo de Albany, es un personaje de una extremada sensibilidad, tanto física como espiritual y consecuentemente, cualquier agresión a su sistema neurológico, por nimia que sea, llega a provocarle efectos de una gran amplificación.
Por lo visto, según dice el prospecto del medicamento, la ranitidina puede producir, en casos muy concretos, depresión e incluso alucinaciones, cosas que Albany considera como estados alterados de conciencia.
Explicado de un modo sencillo, podría decirse que la maquinaria de Albany, en dicha circunstancia, ajustó los parámetros de su antena espiritual para que entrara en resonancia, fácilmente, con la de su desconocida, hasta ese momento, Alma Gemela.
Es sólo a partir de entonces, en este periodo de vida, que el muy renombrado y, antaño Caballero, es consciente de tener un mellizo del Alma y que esa Entidad no es otra que la muy bella y famosa actriz de cine Laura Estrella Luminosa que llevara tantos años intentando llamar su atención sin conseguirlo hasta el momento presente.
Suele recordar Albany, la primera vez que se fijó en ella, cuando vio su imagen proyectada por el mágico celuloide en la película: My Stepmother is an Alien, en el año de mil novecientos ochenta y ocho. Por aquel entonces, sólo pudo ver a una bellísima actriz que tenía un cierto parecido físico con su esposa de entonces, tanto en la estatura, uno sesenta y ocho, como en las facciones de la cara, especialmente sus labios tan carnosos y que desprenden un poderoso efluvio de atractiva sensualidad.
Aquel matrimonio, por llamarlo de algún modo, había sido un estrepitoso fracaso y en el futuro no paró de preguntarse ¿Qué le había atraído de Alice?.., cuando eran absolutamente incompatibles. ¿Que fuerza misteriosa les había unido en un matrimonio carnal que estaba condenado, de antemano, a la ruptura?  ¡La Imagen Física, aún desconocida, de Kimberly!
Pero Alice no era Kimberly. No cabía alguna duda.  Mientras Laura Estrella Luminosa luchaba por conseguir la fama del estrellato, el actualmente anodino Caballero de Albany conseguía en la tierra de Hispania, receptáculo físico de su actual existencia, transformar el Partido Obrero de España en lo que al presente se conoce como Izquierda Universal, hizo que el Sindicato Obrero de ese mismo país se preocupara, de una vez, por los parados y se movilizara en favor de ellos. Que los veteranos excombatientes Norte Americanos, en favor de la República Española, en la trágica época de la guerra civil, influyeran en sus políticos y gobernantes para intentar acercarse a la todavía viva Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; pero sobre todo, contribuyó en infundir la idea de la renovación en las autoridades soviéticas y la consiguiente caída del muro de Berlín, por mediación de las delegaciones diplomáticas que unían a los dos partidos hermanos: el español y el ruso.
Poca gente conoce a Albany, sólo sus hermanos y discípulos de la Orden secreta del Ánfora, y probablemente nadie, aparte de los aludidos, llegarán a reconocer jamás a Bifredo como el ejecutor de los mencionados hechos históricos, pues no lo fue, pero sí se movió como buena hormiguita sembradora, trabajando calladamente, y tocando las cuerdas necesarias; sólo las necesarias, con las palabras exactas, imágenes de pensamientos concretos que influirían, mágicamente, sobre los individuos o personas adecuadas por su influencia en determinados medios sociales.
El Caballero de Albany pudo charlar, amigablemente, con Santiago Moflete mientras comían en una cena homenaje a los excombatientes Norte Americanos en favor de la República del año treinta y seis. Se hizo reconocer ante ellos como un simple estudiante de las enseñanzas rosicrucianas, cosa que se tradujo en que más de uno de aquellos venerables ancianos reflejaran en sus rostros un visible rictus de incomprensión.
En otra ocasión, también pudo charlar con Julio Gariza, destacado miembro de la Ejecutiva del Sindicato Obrero, haciéndole ver la necesidad de ocuparse más de los parados pues en un futuro muy cercano serían un gran potencial mobilizable para la Causa de la Clase Obrera.



Por último, también pudo conversar con uno de los secretarios de la Embajada de la Unión soviética en España, bastante antes de que el presidente de aquel país iniciara su proceso de reformas y le hizo ver la necesidad de que acabara la ya muy prolongada dictadura del proletariado, pues ésta había llegado a su fin como necesidad temporal para retomar el camino original que habían marcado Carlos Marx y Engels, en una no muy lejana época.
Posiblemente, ninguno de estos renombrados señores se acuerden de aquel joven que hacía que su atención fuera desviada de una conversación mediocre para ocuparse de unas pocas, poquísimas frases de un alto contenido significativo; pues Bifredo el Teutón, reanodino Señor de Alba de Tormes, conquistador de Albanya y fundador de Albacete, en cuyo seno sueña el duquesado de Alba, utilizó las divinas leyes cósmicas para remover las conciencias de sus oyentes y hacerles actuar como si la idea triunfal hubiese surgido de sus propias mentes.
Pero ya sabemos que el trabajo de todo rosacruz debe ser callado, callado..., en silencio y ocultamente, hasta el día en que el divino Cagliostro, en este caso Rovespierre encuentre, que ya lo ha hecho, a su perdida y muy amada Serafina.
Cuando Albany pueda ponerse en contacto con su famosísima Alma Gemela, la Tierra temblará hasta en sus cimientos y los hombres serán conscientes, por primera vez, de su maldad y dejarán de matarse unos a otros, de destruir su lugar de morada, Madre que es, alimentadora y protectora de toda vida.
Albany y unos pocos amigos de la infancia, crearon anónimamente, el movimiento de la Nueva Era y, Éste lo lanzó, altruistamente a la fértil tierra de los medios de comunicación, organizaciones esotéricas y filantrópicas.
Cierto es, que muchas de estas organizaciones o individualidades se están aprovechando, egoístamente, del nombre de Nueva Era: pero esto no es importante, pues la gran semilla está sembrada y pertenece a una planta carnívora que fagocitará, en su momento, a todo aquel que en el proceso de realización haya intentado sacar provecho personal o servirse de ella.
Albany ha dicho, a este humilde escriba, que no posee pruebas palpables suficientes para demostrar todo lo que aquí se expone, pero las inteligentes mentes que lleguen a conocerlo comprenderán, sabrán y reconocerán que el muy anodino ahora y renombrado, antaño, Caballero de Albany, jamás ha mentido ni ha conocido su boca embuste alguno y que jamás mentirá pues tan sólo el silencio saldrá de su garganta, so pena de ser cercenada, en un suspiro, si las fuerzas de la ignorancia, del fanatismo y de la superstición intentaran sonsacarle la más pura y sublime Verdad; que jamás deberá prostituirse, en las porquerizas contenedoras de los males de la humanidad.
–Serafina, Laura amada mía, ven a mis brazos y calma mi celestial dolor– dijo Cagliostro, y dirá Bifredo de Albany, cuando encontró y encuentre a su Alma Gemela en el mismo instante en que la vio, y la vea en medio de la plaza de un pueblo anónimo para la generalidad de los mortales contestándoles éstas:
–Amado Esposo, tuya soy desde toda la Eternidad, aquí he estado esperando esta felicidad, que se me negaba, y por eso me encuentras enfundada en este paño negro que desde este momento se transformará en blanco de pureza y de amor. Yo siempre te he conocido y sé que siempre has sido mío y yo de ti–.  Pues así dice Bifredo de Albany, Señor de las cósmicas tierras de Shambala, un 15 de Julio de 1.995 del calendario Gregoriano y de la dimensión Espacio Temporal de Gaia.



–Estrella, Amada de mi dolido Corazón, ven a mi cercenado regazo que sufriente está por faltarle su otra mitad, tú.– Contestándole la bella y afamada Estrella:
–Aún no es tiempo, mi Amor.
Todo presagiaba el Oscar que en el futuro recibiría y, sobre todo lo demás, el nacimiento de su querida niña Ireland.

Aralba