Cuando un Arquetipo Humano, perdido en la tormenta de la existencia, tiene frente a sí, a su Avatar “Alma Gemela”, irresistiblemente deberá reconocerlo. Deberá suceder de ese modo, no de otro, ya que forman parte de un mismo Ser y comparten su misma Esencia: La Eternidad.
Bifredo de Albany/Laura Estrella Luminosa (Príncipes del Mundo Original)
(Dimensión Alpha Omega)
Punto y Aparte
–Vengo a destruirte Pequeña Buscadora, bruja –Dije con mis cuerdas vocales; pero con unos pensamientos ajenos que me habían sido impuestos.
Laura Estrella Luminosa, el Simbionte de la Navegante de Gestar conocida como Pequeña Buscadora, acababa de ser transportada por Wagner a los aposentos de Humberto Romero, en la estación espacial de Atlantis en Tau Ceti. Allí la estaba esperando yo, el Otro. En sus manos portaba una daga chorreante de sangre.
–Si destruyes al Simbionte Laura Estrella Luminosa –replicó–, no habrás destruido a Pequeña Buscadora ¡lo sabes! ¿Verdad? – Miró su arma ensangrentada, su rostro mudó a un blanco inmaculado, y la soltó de su mano llorando.
– ¡Verdad!, Eso es cierto –respondí con insolencia–, pero te habré despojado de tu herramienta de manifestación, tu cuerpo.
–No es Bifredo, Caballero de Albany, quien se expresa con esas palabras–Pronunció sus palabras, con húmedos ojos, pensando en que tenía las manos manchadas con la sangre de su amante.
–Eso ¿qué importancia puede tener? –Pregunté.
–Arácnido estúpido, Navegante del Antimundo ¿Cómo has osado apropiarte de un cuerpo que no te pertenece? ¡Eso es un secuestro! La destrucción que has venido a provocar ya no tiene ningún sentido. Lo que tenía que realizarse está hecho. Lo sé todo, he recuperado mi memoria.
–Es igual, mi Mundo reclama venganza, Pequeña Buscadora. Tú, en compañía de ese maldito Clon, Humberto Romero, habéis permitido que los mundos se destruyan y con ellos el Antimundo que se desvanecerá en un colapso de antimateria; pero antes de destruirte con mi desintegrador cuántico, deberás darme las coordenadas a las que habéis trasladado el ánfora de titanio con memoria molecular y su falso legado.
–Sabes que eso no lo conseguirás jamás –dijo con arrogancia–, ¿Acaso posees una copia auténtica con la que suplir al falso legado?
–Por supuesto, Pequeña Buscadora, hay cientos de miles de réplicas exactas repartidas por todos los universos.
–Te ruego que compruebes que el legajo que posees es el auténtico. Con el cambio del Arquetipo, todas las réplicas han cambiado igualmente.
–Pretendes ganar tiempo –Repliqué.
–No perderás nada si lo haces, amigo Albany.
–No utilices ese Nombre, tan sólo es un Huésped al que estoy utilizando. El Caballero de Albany fue atrapado dentro de mis escudos cuánticos, y manipulada su memoria para contener mi personalidad. Fue un simple accidente. En realidad buscaba a otro; pero aquel de puro miedo se abalanzó por el balcón y cayó al vacío.
–No fué ningún accidente, miserable arácnido. Yo me preocupé de que mi gemelo estuviera allí en el momento oportuno. Yo misma tiré del Clon para que no pudieseis utilizarlo; por otro lado, tú, la personalidad parásita, eres un arácnido del Antimundo –Apostilló.
–Efectivamente, Pequeña Buscadora, por fin lo entiendes.
–Navegante del Antimundo te equivocaste de medio a medio.
–Estás creído que ocupas un simple Clon de un Arquetipo de Gestar–continuó–; pero has intentado manipular al propio Arquetipo y éste se encuentra ligado a mí. La personalidad Albany, que utilizas como huésped, es aquel del que te hablo y me pertenece como polaridad complementaria. Somos almas gemelas que compartimos un mismo espíritu. Si dejo que sigas manifestándote por medio de su cuerpo es una cuestión de mero capricho o de curiosidad, si quieres.
–Eso no puede ser cierto –Contesté con unos pensamientos que no eran míos– Tú has permitido que la Humanidad destruya su Mundo y al nuestro con su contaminación cuántica.
–Antes de expulsarte de la personalidad que me pertenece, te diré una cosa. Más tarde o más temprano, los universos se habrían colapsado para regresar a la singularidad cuántica de donde surgieron. La Humanidad en su proceso evolutivo, tan sólo aceleró el proceso.
–La Orden del Ánfora remedió el problema –completé su propia exposición–, abriendo un bucle en su espaciotiempo, creando dimensiones paralelas que permitieran, a modo de desagüe, la eliminación del exceso de materia obscura. Nosotros navegantes del Antimundo, colaboramos con la Orden del Ánfora para que llevase a buen término sus propósitos, por mediación de Roberto Beltrán’Jr, hasta que tú maldita, lo eliminaste. Nosotros fuimos partícipes para que el Círculo de las existencias pudiera cerrarse...
– ¿Pero no os dais cuenta? –me interrumpió–, que ese morir sin vivir no lleva a ninguna parte. De hecho, el Antimundo no es más que un reflejo negativo de Gestar creado por la intervención de los humanos, en el Universo de Gaia. En realidad, cefalópodo maldito, no tenéis derecho a la existencia. El que los universos se convirtiesen en algo estático conllevaba a la propia extinción, por mediación de un frío incapaz de albergar cualquier tipo de forma de Vida, fuese alienígena o humanoide.
–Todo eso son falsedades, Pequeña Buscadora, la inteligencia habría conseguido los recursos necesarios para seguir subsistiendo en un Universo de estrellas apagadas.
–Cuando se hubiese acabado la energía, no podríais sacarla de la nada. Eso rompería todos los principios de la conservación de la energía. Vuestros cuerpos hubiesen muerto y las mentes habrían vagado eternamente en el interior de una prisión de hielo; donde el tiempo y el espacio seguirían existiendo sin función alguna y por un tiempo infinito. Un infierno de vacío y de hielo.
–Si todo ha acabado para nosotros –chillé mientras apuntaba con el desmoleculador cuántico, a mi enemiga–, también habrá acabado para ti y tu Espíritu errará con nosotros en esta misma prisión...
–Miré con mis ojos de Albany y bloqueé el movimiento de mi dedo índice derecho. Ahora podía ver claramente a mi Amada, a mi añorada Alma Gemela. Aquella Bellísima mujer me contemplaba con sus maravillosos ojos cargados de lágrimas que se derramaban una y otra vez por sus rosadas mejillas. Su corazón parecía salir de su pecho y por mediación de su mirada me expresaba su gran Amor.
–Albany, Dios mió –Se abrazó a mi con fuerza.
Una sombra, negra, como humo de carbón salió por las fosas nasales de Bifredo de Albany y se vaporizó ante sus ojos y los de su amada Laura Estrella Luminosa, alias Laura Star-Light o Kim Banister.
–Ahora querida Kimberly, de mi boca surgen mis pensamientos claros. Ahora mi amada, puedo abrazarte con mi conciencia y todo mi Ser te ofrece pleitesía.
–Démonos prisa –dijo–, tenemos que salir del entramado espacio temporal cuanto antes.
– ¿Qué prisa tenemos, qué podemos temer mientras nos proteja nuestro cálido amor?
– ¡Mira!, mira hacia arriba en el Cielo. El tiempo ya termina, dame tu mano, mi Amor.
Arriba en el firmamento, las estrellas parecían unirse unas a otras provocando ante la mirada de infinitos espectadores un bello espectáculo de luz, fuego y color.
–La gota de agua ha rebosado el vaso, amor mío, debemos regresar a Gestar. El tiempo se ha consumado –Me susurraba al oído con una musicalidad propia de un ángel celestial.
La gente salía a las calles, unos con espanto y otros con alborozo; pero en el fondo, nadie tenía miedo del último gran cataclismo y que inexorablemente se cernía sobre ellos. Una milmillonésima de segundo después todo habría concluido. Ahora todos comprendían que en la magnificencia de la destrucción, por el fuego, se encontraban el Fin y el Principio de lo conocido y lo por conocer. Fin de un sueño irrepetible, Principio de la Verdadera Vida.
Laura giró su brazo y mano derecha en un círculo de trescientos sesenta grados.
Big Bang=Mente, energía, materia. Big Crunch=materia, energía, Mente.
Imitándola, hice lo mismo pero en sentido contrario y un portal de luz límpida y transparente se abrió ante nuestros ojos.
–Y Humberto Romero, ¿Qué será de él, Acaso desaparezca en el Universo de Magonia, en su propio Colapso gravitacional o pudiste acabar con su vida?
–Luego te lo contaré, Bifredo Amor mío, luego te lo contaré. Ahora mira hacia adelante y entremos. Sea lo que fuere, su esencia y sus experiencias permanecerán con nosotros.
De repente, las dos figuras se fusionaron en un único halo de luz, que abandonó el Mundo de la Vida y de la Muerte.
Tras ellos. Con ellos, en esencia, y disolviéndose en su Ser, Infinitas entidades clónicas se colapsaron por un diminuto agujero de gusano. Los actores y sus fantasmas comenzaron a salir del escenario.
¿Fin?
*
Nota del Autor:
Hay un epílogo que cierra el resto de la Historia
pero mis lectores quedáis condenados a leer el
cuarto y último libro, antes de conocer el final.
Den el salto a Cosmogénesis, lo agradeceréis.