sábado, 28 de enero de 2012

KAOS QUÁNTICO, Libro III: Horizonte Quántico, La otra cara de la moneda

Un Actor se entristece siempre que finaliza una Obra. Su tristeza es más grande cuando comprende que, como Personaje, deberá dejar de existir. Su vida de disipa, vuela, se pierde… o ¿No?

Humberto Romero (la Sombra de Otro)

La otra Cara de la Moneda


Cuando Laura Estrella Luminosa, mi amante perdió la Conciencia del Universo de Gestar, yo descubrí toda la Gloria y calamidades de su enigmático pasado. Una extraña memoria de datos no aprendidos ha surgido de lo más profundo de mi Ser, y ahora, solo ahora, me están claras muchas cuestiones que antaño desafiaran la comprensión de mis neuronas.

Ya, casi nada tiene importancia. ¿De que me hubiese servido localizar a Jani Polisenos de Ganímedes? La asesina de Roberto Beltrán’Jr, por el cual conocí a mi Otro Yo. Por otro lado, el Capitán Rocasolano me hizo partícipe de la imposibilidad de recalar en Europa o Ganímedes ya que un problema técnico surgido en el generador del agujero de gusano impedía nuestro acercamiento a cualquier estrella por pequeña que fuese.

Contrariamente a lo que era habitual, no intentaron abordarnos los piratas del cinturón de Kuiper. También pasamos, sin problema alguno, la espesa nube cometaria de Orth y la Buscadora pudo empezar a tejer, con materia exótica, un entramado lo suficientemente denso como para plegar el espaciotiempo en un agujero de “lombriz”

¡Laura!, acabo de leer sus grabaciones, adorable asesina. Otra pérdida de tiempo, ¿verdad? Jamás habría encontrado a Jani la de Ganímedes. El Verdugo jamás había estado alejado de mí. Siempre me había tenido a su alcance pero...

Muchas de las cosas que allí se decían las conocía y seguía sin saber porqué ni como habían llegado a mi memoria. ¿Cómo se pueden saber y conocer cosas que ni se han experimentado ni se han estudiado? ¿Porqué los perros dan vueltas sobre si mismos y rascan la tierra antes de tumbarse para dormir o descansar? 

Mi amada Laura, la Asesina, acaba de despertar.

–Humberto, cariño, ¿donde te encuentras? no me evites, por favor.

–Aquí estoy, Amada mía, ¿qué tal te encuentras?

–Me siento como vacía y la ansiedad me va a volver loca. Tú no sabes lo que significa no acordarse de nada, lo que se dice de nada. Solo tu sagrado Nombre y el miserable mío son las muletas que impiden que muera de puro vacío y terror. También recuerdo que nos encontramos de camino a... a Tau Ceti.

–Ya hemos llegado Laura, te llevé en mis brazos, nos encontramos en el hotel principal de la estación espacial de Atlantis. Ya me he encontrado con el contacto del Almirante Contreras y me ha proporcionado las coordenadas y la hora en que se va a producir el envío del Ánfora; pero no voy a enviar el ánfora al pasado...
 
–Algo me dice que... Debes hacerlo cariño. –Laura me interrumpió– El Mundo peligra ¿No es cierto?

–Veo que tus recuerdos son retazos desencajados, como un “puzzle” al que le faltaran algunas piezas. Todo, todos los Universos peligran; pero justo por lo contrario, ya que el envío del Ánfora provocó o provocará un desajuste en las leyes básicas del entramado del Espaciotiempo.

– ¿Cómo sabes tú esas cosas?, ¿Cuánto tiempo he permanecido dormida?, ¿Tanto tiempo ha transcurrido?

–Nada de eso cariño. En realidad, lo único que no sé es eso. El origen de una nueva memoria y que anteriormente no poseía. Podrían los dioses de Gestar ¿haber intervenido de algún modo en el código genético de mis neuronas?

¿Quién sabe? ¿Qué sabes tú de Mente-energía-materia-energía-Mente?

–También sé –dije–, Amor mío que  perderás la memoria del todo si no... ¿Eres capaz de leerme la mente?, ¡se trata de una ecuación mística!

–Si no ¿Qué Humberto? –Me miró con preocupación, como si intuyera algo trágico y terrible. Suelta por esa boquita.

–Si no desaparezco de ésta mi maldita dimensión o muero desangrado bajo el filo de tu cuchillo. –Laura echó su mano, hasta alcanzar el machete de aleación ultraligera que permanecía prendido a sus muslos. Lo tocó con suavidad y empezó a llorar. –Todo es Mente, la mente insconsciente se transforma en energía para formar la materia de la manifestación. Esa materia gracias a una metamorfosis, con ayuda de la propia energía se convertirá en Mente consciente. La Esencia y misterio del Verdadero Ser Humano.

– ¿Matarte yo, Amor mío? Me suena todo a Verdad; pero no sé el porqué.

–Deberás hacerlo si quieres salvar a la humanidad y al resto de seres que habitan éste y el resto de los universos que conforman el Multiverso.
 
Laura me hizo partícipe de que prefería morir y desaparecer en la Nada, antes que traicionar a su Corazón. Me entregó su arma blanca, sujetándola por su filo y empezamos a hurgar en esa nueva memoria mía, con el objeto de encontrar una salida alternativa. Siempre existe una puerta trasera en todo; no podía ser de otro modo en las leyes del Caos.

–Lo primero que haremos –Sonrió Laura–, será cambiar los planos de la máquina del tiempo. Sí, enviaremos el ánfora pero con conocimientos irrelevantes.

–Entonces –Afirmé–, quienes encuentren el falso legado se romperán la cabeza para intentar descifrar algo indescifrable,  inconexo y desconocido. ¡Jamás podrán construir algún portal dimensional!

–Se tiraran generaciones buscando la Clave o Palabra perdida; pero no la encontraran, porque no existirá y porque tú,  Amado Humberto, y yo habremos restaurado el pasado y con él nuestro futuro. La Mente vencerá las fronteras impuestas por la gravitación “energía” y la materia que no es más que energía concentrada.

–Una especie de placebo para curar, psicológicamente, una enfermedad física ocasionada por la administración de un medicamento inapropiado.

Nos pusimos manos a la obra y eliminamos, con la valiosa ayuda del holograbador, cualquier vestigio que pudiera servir, a un ingeniero ocasional, para edificar la Puerta o cualquier otro tipo de máquina; en su lugar introdujimos memeces esotéricas cargadas de fantasía. Laura y yo no reímos comentando la cantidad de castillos en el aire que se realizarían alrededor del legado del Ánfora.


La Orden del Ánfora estaría constituida por crédulos charlatanes que no serían merecedores de crédito alguno. Un falso cebo para cazar a idiotas y listillos de tres al cuarto, estafadores y locos de atar.

Lo más importante quedó finiquitado cuando soltamos el ánfora de titanio con memoria molecular en el fondo de un pozo de alquitrán. Esa era la apariencia del Portal del Tiempo; pero ciertamente, había algo que a mí me preocupaba mucho, mucho más.
 
Mi amada Laura debía concluir el trabajo que comenzara en el Universo de Alpha Omega; pero se negaba una y otra vez a reconocer la necesidad de eliminar al clon que era yo. Por más que intentara hacerla comprender, ella se negaba a ser la herramienta que destruyera lo que más quería en todo el Universo conocido.

–Aunque estés perdiendo la memoria, Laura, sigues teniendo tus poderes y puedo enseñarte a reutilizarlos.

–No seas idiota Humberto, yo solo soy una mujer y no poseo poderes misteriosos ni nada que se le parezca. Tú si tienes una extraña sabiduría que no comprendo y que me da miedo.

–Laura, por una vez en tu vida, confía en mí y déjate llevar como si de un bello vals se tratara. Acuérdate de la ecuación mística. Todo es Mente en distintas gradaciones. La propia Vida es Mente materializada.

–Te haré caso, aunque no se porqué lo hago; pero por favor, te ruego que no te rías de mí, no lo soportaría.

–No me reiré –Le dije con una sonrisa amable. La sonrisa de un amante.

Le mostré a Laura la forma de abrir una puerta dimensional para poder viajar por su interior con la sola Fuerza del Pensamiento.

–Eso no puede ser posible –Me decía–, tan solo es un inocente juego de niños.

–Juego de niños o no, es necesario que sigas mis instrucciones al pie de la letra y recuerda que sólo tú tienes el Poder.

– ¿Dónde nos dirigimos Humberto?

–En realidad no lo sé Laura. Será tu Mente subconsciente la que nos trasladará lejos, muy lejos de aquí. Aunque probablemente no nos movamos.

– ¿Con que fin? Amado mío.

–Salvar a la Humanidad, acuérdate Laura, Kimberly, ese es tu cometido.

–Que Bonito –Me dijo susurrando al oído mientras se abrazaba a mí con toda su fuerza– ¿Cómo me has llamado?

*