"Las Bodas Químicas 16"
-Segunda Jornada VII-
(Jehovah vs Satanás/Ormuz vs Arimán) La Iglesia de Roma, en sus comienzos, convirtió al Maniqueísmo en el enemigo a batir. El maniqueísmo es una versión gnóstica del Dualismo que ya hemos estudiado y, como tal dualismo, no dejó de ser una Religión exotérica más de éste Mundo. Se originó en Persia, en el seno del Zoroastrismo y Agustín de Hipona fue un miembro significado, que terminaría convirtiéndose en su más feroz enemigo.
El Cristianismo oficial, desde sus inicios, intentó poner su énfasis en el monoteísmo más estricto huyendo de cualquier dualismo divino, al estilo zoroástrico de Ormuz y Arihmán, en el que dos divinidades opuestas se encontraran enfrentadas y que pudiera, de algún modo, así, explicar el origen del bien y del mal; pero los padres de la Iglesia tenían un terrible problema, dado que si a Dios le habían dado todos los atributos positivos como el Amor, la Bondad y la Justicia, ¿Donde se encontraba el origen del mal?
Pareciera blasfemo tan siquiera considerar que el propio Dios era el origen del mal y se inventaron, a imagen del Arimán Zoroásteico, la vieja idea del Opositor, el Satanás Bíblico; una suerte de entidad rebelde, menor a Dios, y de origen arcangélico.
Bien, en tanto que Jehovah necesita de un contrario, nos da lo mismo que sea otra divinidad o un arcangel, nos encontramos con una religión dualística como el maniqueísmo o el propio Zoroastrismo. Y, en tanto que religiones dialécticas no pueden ser consideradas como gnósticas y esotéricas, aunque su origen primordial sí lo sea. Dicho de otro modo, todas las religiones monoteístas, en nuestro Plano existencial, devienen dualistas en tanto que necesitan alguna Entidad, externa a Dios, para poder explicar el Mal sin manchar la falsa e Inmaculada visión de éste.
El Pleroma, origen del Mundo de las Ideas, es el único e incognoscible Dios; es decir, lo es Todo y cuando decimos Todo, es Todo. Nada existe fuera de él y todo lo contiene en su Ser pues el afuera de Dios no tiene alguna posibilidad de existencia. Entonces, visto lo cual, ¿Dios es responsable del Mal? Parece que sí, en tanto que se origina en su Esencia al crearse el Mundo dual conocido.
Desgraciadamente el Mal es una necesidad consustancial con la existencia; pero debemos de considerar que el Mal no posee una existencia propia sino que es una percepción, en contraste con el Bien, de la Consciencia Humana. El error consiste en atribuirle a Dios, cuyo origen no es dual, exclusivamente, conceptos positivos obviando los negativos que, aunque inexistentes en el original Pleroma, son una consecuencia necesaria de la dialéctica creacional.
La Creación existe gracias a la Dualidad y la Dualidad lleva, intrínsecos, los conceptos de los positivo y de lo negativo, ergo del Bien y del Mal.
Los conceptos de Satanás y de Arimán son meros subterfugios creados por el Ser Humano con el fin de desvincular a Dios del Mal; pero eso es algo imposible de racionalizar y, a modo de los cristianos rosacruces, debemos de entender que el Mal es un Bien en formación o, dicho de otro modo, una polaridad negativa de menor valor que el Bien y gracias al cual existe la necesaria diferencia de potencial eléctrico para que la Existencia pueda manifestarse en cosas, criaturas y personas.
El Bien y el Mal son conceptos creados por la Mente Humana para definir aquello que la beneficia de lo que la perjudica. En muchas ocasiones lo que a nosotros nos beneficia, le perjudica a otros y viceversa; por lo tanto, el bien y el mal son conceptos relativos y que se encuentran supeditados a nuestra particular visión de las cosas.
Dios lo trasciende todo y por eso se dice que se encuentra por encima del Bien y del Mal. Dado que en el Pleroma no existe la dualidad, no existe el Mal; pero tengan esto en cuenta, tampoco el Bien, en tanto que contraposición del Mal. Ahora bien, podemos decir que la Esencia del Pleroma es el Amor, el bien absoluto, si somos capaces de considerar que el Mal no existe y solo es una percepción errónea de vivir en un Mundo Dual.
Ahora bien, nuestro Mundo Dual existe dentro del Pleroma, aunque en una burbuja separada por una membrana hiperdimensional de carácter espacio temporal. Y, en ese sentido, aunque nuestro Universo fuese infinitesimal respecto de la infinitud del Pleroma, tenemos que el Pleroma, aún siendo monádico, no puede ser ajeno a la existencia de la dualidad dentro de su seno, ni por lo tanto, a la existencia bipolar del Bien y del Mal, aunque sea de forma reflejada e ilusoria.
Es por ello que el Rosacruz Gnóstico debe de permanecer impasible e inmutable ante los avatares de la Vida. No queriendo esto decir que deba de convertirse en un psicópata misántropo libre de empatía; sino que debe de observar los acontecimientos de la vída como un mero peregrino que se encuentra de paso. Como un mero espectador en una Obra de Teatro, sin implicarse kármicamente con aquello que acontece a su alrededor. Esto no siempre es posible; pero es la actitud que debemos de tener con el fin de que no se produzcan fuertes diferencias emocionales que, a modo de toque de fagina, atraiga a los arcontes a un banquete que no queremos que se produzca.
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Continuamos con nuestra lectura de las Bodas Químicas:
"Como todavía no sabía que aún quedaba otra puerta por la que teníamos que pasar, pensé que permanecería así, víctima de sus insultos y burlas durante el tiempo que durase las boda. Consideraba que los novios tenían que haberme valorado más y haber traído a otro para hacer de bufón de la boda. Pero, ¡ay de mí!, la falta de resignación ante las injusticias del mundo confunde a los corazones simples y, era precisamente esa incomprensión y esa impaciencia lo que mi sueño me mostró en forma de cojera.
El griterío era cada vez mayor, y algunos ya daban por ciertas visiones inventadas y experiencia que, evidentemente, eran falsas.
Por el contrario, el hombre sentado a mi lado se mostraba tranquilo y tenía buenos modales. Después de hablar con él de cosas sensatas, me dijo: "Hermano mío, ¿crees que si alguien quisiera hacer entrar en razón a todas estas cabezas duras, lo lograría?", "en verdad que no", contesté yo. "Ciertamente", añadió él, "el mundo quiere ser engañado y no atiende a los que desean su bien. Escucha a ese y observa con qué argumentos tan ridículos, con qué grotescas comparaciones y con qué falsas deducciones capta la atención de los que le rodean. Ese de allí se está riendo de su auditorio usando palabras raras y llenas de misterio. Pero llegará el tiempo en el que esas máscaras y disfraces caigan, y todos podrán ver qué clase de bribones se ocultan tras ellas; tal vez, entonces puedan prestar atención a los que antes ignoraron"
La confusión del gentío iba en aumento cuando, de pronto, por encima del ruido se elevó una música dulce y maravillosa como nunca antes había oído. Y se hizo un silencio que presagiaba nuevos acontecimientos. La música procedía de un conjunto de instrumentos de cuerda, con una armonía tan maravillosa que me quedé paralizado, para sorpresa de mi vecino. Durante media hora escuchamos en silencio y, si alguien hacía ademán de querer hablar, una mano invisible lo callaba. Yo, por mi parte, como me resultaba imposible ver a los músicos, me contentaba con ver los instrumentos.
Pasada la media hora, se acabó la música sin haber podido saber de donde provenía. Entonces, en la sala resonaron una fanfarria de trompetas y un redoble de tambores con tal solemnidad que pareciera que íbamos a ver entrar al mismísimo emperador romano en persona. La puerta se abrió sola, y el sonido de las trompetas se elevó tanto que apenas se podía soportar. La sala se llenó de luces que se movían según su intensidad, lo cual nos dejó pasmados. A continuación aparecieron los dos pajes con las antorchas, y detrás venía una virgen de belleza sin par llevada en andas sobre un palanquín de oro. Me pareció reconocer en ella a la virgen que anteriormente había encendido y apagado las luces. También creí reconocer entre su séquito a algunos guardias que estaban junto a los árboles del camino. Ya no llevaba vestido azul, sino una túnica de un color blanco refulgente y con un brillo dorado tal que resultaba imposible fijar la vista en ella por mucho tiempo. Los vestidos de los pajes eran similares, pero su brillo era menor."
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Se nos dice que el Atrium de entrada al Templo está constituido de tres portales y de los que ya hemos visto dos, quedándonos, al menos uno más, por traspasar.
Primero el caos representado por el vocerío y la fanfarronería de los, supuestos, caballeros presentes. Luego la calma que sigue a la tormenta representada por la música de cuerda, acompañada, a posteriori, por tambores y trompetas. En ese paisaje se nos muestra con claridad aquello que deberíamos dejar de lado mientras caminamos por la vereda de la Iniciación.
No existe Estudiante Rosacruz que no conozca, de oídas, las Bodas Químicas; pero ¿cuantos han leído éste maravilloso libro? y, de entre estos, ¿quienes han comprendido su simple mensaje acompañado de misteriosas alegorías?
Me resulta curioso, porque en este pasaje se critica, se acusa y se juzga mucho del contenido de aquellas organizaciones actuales que se consideran la genuina Rosacruz. Embustes, exageraciones, fantasías y mentiras son puestas aquí en solfa; pero no conforme, el Autor con ello, nos indica que la Verdad debe de mostrarse con claridad y belleza, con palabras comprensibles y desposeídas de cualquier lujurioso y vacío misterio.
Pareciera que nuestro Autor hubiese puesto un espejo donde poder mirarse, las organizaciones rosicrucianas del futuro, diciéndoles sin palabras: "Miraos en éste espejo y discernir si sois rosacruces, en verdad" No es de extrañar que algunas organizaciones rosicrucianas ni siquiera lo contemplen, a éste majestuoso libro, como uno de los manifiestos rosacruces. Otros hablan de su incomprensible alegoría y que tan solo puede ser entendida por los iniciados; pero lo cierto es, que se trata de un libro sencillo que pone un espejo espiritual delante de sus lectores con el fin de que puedan auto analizarse y corregirse, en consecuencia.
Creemos, desde el comienzo, que es muy importante, para los estudiantes rosacruces, no solo conocer la existencia de los manifiestos rosacruces, sino también su estudio pormenorizado y profundo con el fin de continuar, a posteriori, nuestro viaje con el perfecto conocimiento de por dónde caminan nuestros piés. Sin haber estudiado, los tres únicos manifiestos de la Rosacruz, es imposible conocer si estamos siendo o no engañados por charlatanes de medio pelo que solo buscan nuestra atención y dinero o, por el contrario, estamos siendo bien aconsejados conforme a la real naturaleza del Cristianismo Rosacruz.
Reaparecen los dos pajes, con sus antorchas además de la majestuosa virgen de los faroles, acompañada por un séquito de guardias que, con anterioridad, encontrábamos en el jardín, entre lo árboles. Nuestra importante Virgen, abandonó su vestido azul celeste, representación del primer Cielo, el visible por nuestros ojos, por otro de sublime e inmaculada blancura, dándonos a entender que estamos a punto de conocer los misterios del Segundo Cielo y donde mora el Sol, nuestro Astro Rey y la Luna su divina consorte; pero eso será parte de nuestra siguiente lectura.
Aralba Pensator Minister, Frater R+C