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miércoles, 3 de noviembre de 2021

Lección 17, Tercer Grado, Primera Orden

  "Las Bodas Químicas 17"


-Segunda Jornada VIII-


Sabiduría vs Erudición. Un Sabio puede, también, ser un Erudito; pero la erudición no hace al Sabio. Algunos de los grandes gurús hindúes han sido analfabetos de solemnidad y jamás escribieron una sola palabra. Su sabiduría en esos casos, ha llegado hasta nosotros gracias al esfuerzo y aplicación de sus discípulos que hicieron lo posible por grabar o apuntar sus charlas, sentencias y aforismos.


¿El ser erudito es incompatible con ser sabio?, en modo alguno. Lo que tratamos de decir es que no se deben de confundir dos conceptos tan diferentes. La erudición tiene más que ver con la memoria y el conocimiento, la sabiduría, por el contrario, con la intuición y la iluminación espiritual.


Llenar páginas y páginas de conocimientos es signo de erudición; pero el que solo unas pocas palabras puedan cambiar el sentido de la Vida, es signo de sabiduría.


No estamos en condiciones de juzgar quién es un erudito, quien es un sabio o quien sea ambas cosas; pero tenemos claro que un sabio erudito es una "Rara Avis" difícil, que no imposible, de localizar; dado que aunque el Sabio siempre es sensato y humilde, la erudición tiene la tendencia a engordar el ego y a menospreciar a los que no se encuentran a su altura intelectual. Ahora bien, si damos con erudito humilde, tendremos muchas posibilidades de encontrarnos, también, con un sabio.


La erudición, pura y dura, proviene del estudio y la memorización; si ésta ha sabido ser bien aliñada con la necesaria reflexión, es posible que el erudito haya encontrado el camino de la Intuición o Conocimiento Interior y, entonces, estaremos ante un aspirante a Sabio y cuya sabiduría será efectiva cuando alcance la Iluminación.


Existe un grave problema en el Erudito y que le impide alcanzar la Sabiduría. Nos referimos al ruido mental que provoca el contínuo estudio. Ese ruído, ese ajetreo continuo en analizar y contrastar datos impide que se tengan sanos momentos, tanto para la meditación como para la reflexión. Si el erudito es capaz de compaginar su trabajo de estudio con el necesario y suficiente sosiego, libre de ruído mental, es probable que llegue a encontrar la Sabiduría y entoces tendremos ante nosotros a esa Rara Avis que es el Philosophus o Sabio-Erudito. 


Y algunos están convencidos de que son filósofos porque realizaron la Carrera de Filosofía y Letras. Alguien puede ser un extraordinario erudito, Licenciado en Historia de la Filosofía y recitar grandes párrafos de los diferentes filósofos del pasado, y decirnos lo que pensaban este o ese otro filósofo; pero jamás llegarán a ser verdaderos filósofos si no aprendieron a filosofar; es decir a pensar, reflexivamente, por sí mismos y expresarlo como ideas propias y no de otros.


El signo distintivo que distingue a un Sabio de un Erudito es que el Sabio enseña más con silencios que con palabras, mientras que un erudito está exclusivamente supeditado al uso, permanente, de la Palabra, ya sea escrita o hablada.


*


"Cuando la virgen llegó al centro de la sala, bajó del palanquín y las luces parecieron saludarla. Todos nos pusimos de pie en seguida. Ella se inclinó ante nosotros, y le devolvimos la reverencia, tras lo cual, dijo estas palabras con una hermosa voz:


"El Rey, nuestro generoso Señor/ que ahora ya no está lejos,/ así como su amada prometida/ que le ha sido confiada,/ han recibido con alegría vuestra llegada./ Sois honrados, pues, con su favor en todo momento/ y os desea de corazón que lo logréis,/ para que la felicidad de las bodas/ no se mezcle con la pena de nadie//"


Volvió a inclinarse cortésmente, las luces la acompañaron en este gesto, y continuó:


"Por la invitación bien sabéis/ que aquí no ha sido llamado nadie/ que no haya recibido desde hace mucho/ los dones de Dios/ y que no esté preparado de forma conveniente./ Mis señores no pueden creer/ que, dadas las difíciles condiciones,/ haya alguien lo bastante osado como/ para presentarse aquí sin estar bien preparado para sus/ bodas./ Después de largo tiempo conservan la esperanza/ y os auguran todos los bienes./ Se alegran de que en estos tiempos/ se hayan encontrado aquí tantos,/ pero los hay que no pueden reprimir sus impulsos/ y llegan a donde no han sido llamados./ Pero para que los mentirosos no puedan engañar a nadie./ Para que los impostores no ocupen/ un lugar que no les corresponde/ y las bodas puedan celebrarse sin retrasos ni cambios/ mañana será instalada la balanza de los Artistas./ Entonces cada uno podrá darse cuenta de aquello que/ le falta./ Por tanto, si alguno no está del todo seguro,/ que se vaya ahora, pues si se queda/ no alcanzará ninguna gracia y será castigado./ Respecto a los que quieran consultar con su conciencia,/ que se queden hoy en la sala/ y mañana podrán marcharse y no volver nunca más./ Los que estén seguros de sí mismos, que sigan a su criado hasta el aposento/ para que descanse hoy/ en espera del resultado de la balanza y de su triunfo./ A otros, el sueño les traerá dolor,/ pues más les valdría huir que emprender aquello que es superior a sus fuerzas./ Por ello, confiamos que cada uno actúe/ lo mejor que sepa.//"


Cuando terminó de hablar, nos saludó de nuevo con una inclinación y volvió a su trono. Las trompetas resonaron una vez más y apagaron el murmullo de los suspiros quedos. Después los criados invisibles la condujeron de vuelta. En la sala quedaron una cuantas luces por aquí y por allá, y una se colocó detrás de nosotros.


No me es posible describir los gestos y expresiones que mostraban nuestros pensamientos y sentimientos contradictorios. Al final, muchos de los presentes decidieron acudir a la prueba de la balanza para, después marcharse, si no la superaban, algo que entonces creían posible.


Yo tomé mi decisión de inmediato. Como era consciente de mí falta de inteligencia y de dignidad, resolví contentarme con lo ya vivido antes de exponerme a los peligros y penalidades futuras.


Poco a poco se fueron retirando los invitados a sus apartamentos, conducidos por sus respectivas luces, de forma que solo quedamos nueve en la sala, entre ellos, el compañero con el que había hablado."


*


En este Pasaje, básicamente, se les da la bienvenida a todos aquellos egos que habiendo recibido la llamada de la Gnósis, han llegado a tiempo. Aquí se nos hace hincapié en que las luces, de las antorchas o faroles no hay duda, acompañan el movimiento de nuestra, ya, conocida Virgen. También es la segunda o tercera vez que se nos indica que naturaleza de los sirvientes es invisible; es decir, se nota su presencia; pero no se pueden ver. Y así es cómo actúa la Gnósis, el Conocimiento Cósmico en el que estamos inmersos y fluye desde nuestro interior, majestuoso, celestial e inmaculado como una refulgente, pero poderosa Virgen. Flameante y peligroso como el fuego, cuya luz la acompaña en sus movimientos e invisible para nuestros ojos. Está claro que la Gnósis ha penetrado en el Ser y, ahora, como anfitrión en tanto que parte de la esencia estética en la que vivimos, da la bienvenida a todos los egos tocados; pero al mismo tiempo se les advierte que, aunque algunos son los que tienen que estar, no todos son los que tienen que estar.


Dicho de otro modo, que la mayoría de los egos no son otra cosa que osados infiltrados que se creen merecedores de asistir a la Boda Real de nuestro Rey el Cristo Universal y nuestra Alma Inmortal, una vez que ésta haya recogido todo el Conocimiento experiencial de nuestra Alma mortal. Aquella que, poseyendo la necesaria y baja vibración permite la existencia y movimiento de las cosas vivas. Nos encontramos en el preámbulo de la Iniciación verdadera; es decir, de la Christificación, del nacimiento del Hombre Nuevo.


Ya veremos lo que sucede en las próximas jornadas de nuestras Bodas Químicas; pero el que, desde su comienzo, conocemos como Christian Rosentkreutz, el Elegido, parece ser asaltado por las dudas, dado que, en absoluto se considera preparado. Un poco de Temor o prudencia son los aliños que acompañan a la verdadera naturaleza humilde de nuestro Protagonista. Él se queda, a la espera, reflexionando para ver si continúa o se retira, ya que aunque sintió la llamada, dentro de sí, reconoce sus deficiencias; es decir, el no encontrarse listo para los desconocidos acontecimientos venideros. Los osados, los envalentonados, de egos engordados, ya marcharon a sus aposentos, a la espera de lo que les acontecerà el nuevo día, sin percatarse que su sentir es mera ilusión. No se nos cuenta su número; pero deben de ser muchos.


Sin embargo, los indecisos son un número concreto, 9 con nuestro Christian Rosentkreutz y éste número que ya vislumbramos en un pasaje anterior, ahora se toca con fuerza porque es el número de la Plenitud Humana. El 9 es el número de la Humanidad y de la Plenitud, en Gematría no existe un número más elevado, pues el 9 contiene a todos los demás. Hay nueve Individuos que representan a todos los llamados, mientras que la multitud que imprudente se dirigen a sus aposentos, confiados, no dejan de ser otra cosa que clones o egrégores sin Alma, condenados a perecer en el proceso, como sucede con la inmensa mayoría de los espermatozoides en el proceso de inseminación del óvulo.


Como ya dijimos, ahora sí, con ese número pleno, allí se encuentran todos los que tienen que estar, ni uno menos, ni uno más. Solo los egos preparados, alimentados por la humildad y el conocimiento de su imperfección podrán superar la prueba del pesaje, pues tanto recibiste, tanto se debe de dar, para llegar, a la balanza, vacíos y donde ya no se deba nada a nadie; pero no adelantemos acontecimientos.


Esos egos, a pesar de su temor e indecisión debido a su reconocida imperecció y no merecimiento de recibir tal Gracia Divina, son los que, en verdad, se encuentran preparados y que, durante toda su vida, han sido preparados para el Ritual Esotérico e interno de nuestras Bodas Químicas porque, no seamos ilusos, esto no se trata, exclusivamente, de un proceso espiritual sino también químico biológico y donde las hormonas, enzimas y la corriente eléctrica de nuestro Sistema Nervioso Cerebro Espinal tienen mucho que decir. Se trata de una Iniciación, no solo a nivel espiritual sino también a nivel celular, de transformación total, con el fin de constituir el necesario Vestido de Bodas para la plena manifestación de Cristo, nuestro Señor.


Aralba Pensator Minister, Frater R+C