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miércoles, 3 de noviembre de 2021

Lección 13, Tercer Grado, Primera Orden

  "Las Bodas Químicas 13"


-Segunda Jornada IV-


¡Las cosas siempre han sido así!. No, una cosa es respetar la Tradición que nos dejaron nuestros sabios maestros de la antigüedad y otra, muy distinta, seguirla a ciegas como si se tratase de palabra inmutable. Todo en éste Mundo, sin excepción alguna, está sujeto al cambio. Cuando se considera que algo es incomprensiblemente inmutable, nos encontramos frente al Dogmatismo.


Todo Pensamiento y Opinión, incluso los que representan la Tradición, deben de estar sujetos a nuevas y más perfectas interpretaciones. Ayer pudieron, nuestros sabios, interpretar algo de forma correcta; pero incompleta, hoy esa misma cosa, podríamos verla con nuevos ojos y mejor información. No obstante, mañana podrían comprender, nuestros herederos, que eso tan perfecto que hoy entendemos, resulta que no lo era tanto y que todavía nos faltaban datos para una interpretación "casi" perfecta.


Así, nuestros propios lectores podrían quedar desconcertados al leer cosas que escribimos hace diez o quince años y compararlas con las explicaciones que ofrecemos más recientemente. 


Sé, me consta, que muchos autores intentan, en el tiempo, no contradecirse corrigiendo su trabajo pasado de forma permanente. Eso nos parece un terrible error, pues se sacrifica el verdadero conocimiento a cambio de nuestra estima, como sabios innatos e  inconfundibles, de cara a los demás. 


Yo siempre digo lo mismo cuando se nos pregunta del por qué hace años decíamos ciertas cosas y, ahora, pareciera que decimos lo contrario. Simplemente, lo actual está visto con lentes mejoradas; es decir con una información más clara y más perfecta. Si antaño decía Digo y ahora digo Diego es porque la Verdad que intento entregar se parece más a Diego que a Digo, y aún así, es probable que en el futuro, tampoco sea exactamente Diego, sino Diego con algunos matices y desposeído de algunos errores de interpretación.


*


Seguimos con nuestra lectura de las Bodas Químicas:


"A continuación llegué a la segunda puerta, muy parecida a la primera. Se diferenciaba por sus esculturas y símbolos misteriosos. Sobre su frontón podía leerse:


"Dad y os será dado"


Un león de aspecto feroz encadenado a la puerta se alzó al verme y trató de saltar sobre mí rugiendo. Esto despertó al segundo guardián, que dormía encima de una losa de mármol. Calmó al león, y cogió la carta que, tembloroso, le entregué. Con una reverencia me dijo "Sea bienvenido en la paz de Dios aquel a quien deseo conocer desde hace tanto tiempo". A continuación, me mostró una medalla y me dijo si podía cambiarla por algo mío. Ya sólo me quedaba la sal, así que se la ofrecí, y la aceptó dándome las gracias. También esta medalla tenía solo dos letras: S.M. "Servus Mittendus" (Siervo Enviado)


Íbamos a comenzar a hablar, cuando unas campanas comenzaron a tañer en el castillo. Al escucharlas, el guardián me dijo que corriese lo más rápido que pudiera, pues todo lo que había hecho hasta entonces no serviría de nada si las luces se apagaban.


Corrí todo lo que pude, pero sabía que la virgen me estaba alcanzando y que las luces se iban apagando tras ella. No hubiese podido continuar corriendo si no me hubiese alumbrado con la luz de una antorcha. Impulsado por la prisa y el pánico, logré entrar justo detrás de ella; y, en ese mismo instante, se cerraron las puertas. Parte de mi vestido quedó atrapado en ellas, y allí tuve que dejarlo, pues ni yo ni los que llamaban desde fuera logramos que el guardián abriera otra vez la puerta. Dijo que había entregado las llaves a la virgen y que ella se las había llevado consigo al patio. Me paré a examinar la puerta, y me pareció una obra maestra, en mi opinión, única en el mundo. A cada lado de la puerta se alzaban dos columnas; en una de ellas, se veía una estatua sonriente, con la inscripción:


"Congratuló (felicitar)"


En la otra, la estatua tenía un semblante triste, y la inscripción decía:


"Condoleo (perdón)"


También eran visibles algunas imágenes más e inscripciones crípticas y misteriosas que ni los más sabios hubiesen podido interpretar. Pero ya tendré ocasión de describirlas y explicarlas, si Dios quiere."


*


Empezamos de forma contundente. "Dad y os será dado" Muchos esperan que las cosas del Espíritu les sean dadas gratis sin contraprestación alguna; es decir sin realizar algún tipo de esfuerzo. Como se suele decir, esperan que las cosas les caigan del Cielo, por su buena suerte o arte de biribieloque. Esto no funciona así, si tanto siembras tanto recogerás. 


Bien, lo expuesto no significa que por enseñar las verdades espirituales se tenga que cobrar dinero, esa sería una interpretación excesivamente simplona. Aquí de lo que se trata es, que si recibiste algo de balde, estás obligado a entregarlo, a otros, de balde también.


Este pasaje tan chiquito nos está mostrando la inexorable Ley de Causa y Efecto. Toda acción posee su consecuencia. No hay nada que hagamos por acción o dejemos de hacer, por omisión, y por lo que no tengamos que pagar un precio, dado que toda acción o inacción lleva consigo, de forma implícita, su obligada reacción.


El uso del león como terrible guardián es recurrente en las experiencias oníricas y, bueno, es natural que se sienta temor. Lo contrario sería extraño. Es importante mencionar que nuestro Christian Rosentkreutz está pasando por diferentes portales, en los que se encuentra siempre un guardián del portal esperándolo. De cada vez, nuestro protagonista pierde un poco el sentido del asombro, dado que aquí también recibe una bienvenida muy especial; pero pareciera que ya se va acostumbrando y no se sorprende del mismo modo.


Aquí no hay casualidades. Todo se encuentra guionizado y, por supuesto, a nuestro amigo protagonista lo están esperando. Así, éste guardián le propone un trueque, a lo que nuestro Viajero ofrece lo único que le queda, la sal. Podría entenderse que se trata de un producto de la alquimia operativa junto al agua y el azufre; pero, en realidad aquí, aunque tratamos un proceso alquímico espiritual, de carácter singular, no procede al faltarnos el azufre. 


La Sal, desde la época antigua era utilizada como moneda para realizar todo tipo de transacciones. Era el modo de pago a los obreros y, por dicha causa, se denomina como salario, su pago, en recuerdo de la importancia que tenía la sal, como moneda de cambio, en aquellos tiempos. 


Primero fue el Agua, principio de la Vida lo que nuestro Peregrino entrega, ahora es la Sal, tan fundamental e imprescindible para el funcionamiento de nuestro Organismo. Christian Rosentkreutz, antes de llegar a las nupcias reales debe de ir desprendiéndose de cualquier tipo de lastre que provenga del Mundo Material.


La medalla que el guardián le entrega dice "Siervo Enviado". Recordemos que la primera recibida ponía Servidor (Ministro) de Cristo. Ahora se produce cierta redundancia y comprendemos que Christian Rosentkreutz ha sido elegido para cumplir con algún servicio de carácter muy específico. Se trata de un ego enviado a las bodas porque parece cumplir con algunos requisitos necesarios. 


El Trabajo es al servicio del Rey, lo que aún no conocemos, en éste punto, es el tipo de Ministerio a desarrollar.


Nuestro charlatán amigo intenta entablar una charla con éste nuevo guardían; pero le dice que debe de apurarse porque las luces se apagarán y las puertas se cerrarán y podría quedarse fuera. Por lo tanto no le queda otra cosa que correr para traspasar el portal antes de que la virgen apague los faroles y, aún así, llega por los pelos, quedando su túnica o vestido atrapado por la puerta; así es que debe de desprenderse de él. 


Entendemos, con esto, que deja atrás todo lo que lo unía al Mundo. A partir de éste punto, una vez la puerta cerrada, ya no existe vuelta atrás. La única forma de continuar es siempre adelante; aún así se vuelve y observa que las columnas que sustentan el portal poseen, cada una, inscripciones. "Felicidad y Perdón". Esto da a entender que se felicita al visitante por haber llegado hasta ese punto y que se le perdonan todas las acciones realizadas en el Mundo; de hecho, por no llevar, no lleva ni su túnica. 


Se ha producido ese pago, vamos a denominar kármico, que requiere la Terrible e inexorable Ley de Causa y Efecto.


En estos pasajes, Rosentkreutz nos deja varios misterios sin descubrir; pero nos insiste en que, si hay ocasión, intentará explicar a sus lectores todas aquellas cosas que, por cuestión de prioridad, está omitiendo.


Aralba Pensator Minister, Frater R+C