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miércoles, 23 de noviembre de 2011

KAOS QUÁNTICO, Libro III: Horizonte Quántico, Prolegómenos

Todas las Personas llevamos en nuestro Interior a otro y otro y otros…, yoes que evolucionan con nosotros o nosotros con ellos. Solo Uno tiene añoranza por un Lugar cercano y lejano; pero perdido. Esa pérdida no será para siempre si se trata del Hombre Original dividido; pero sí lo será para las personalidades que no hayan sido fundidas y vaporizadas en el Horno de la Humildad. Aunque igual da, pues ellas no han conocido el Mundo de Gestar y se encuentran libres de melancolía.

Roberto Beltrán Jr

(Dimensión Alpha Omega)

Prolegómenos


Roberto Beltrán’Jr,  engullía el espacio futuro con su caminar, mientras diversas disquisiciones mentales, relacionadas con el día fenecido, ocupaban su cíclico presente.

Con un soberbio espíritu, pretendidamente misántropo, iba desgranando el casi desprecio, odios y pasiones que sentía por todos sus congéneres.

Miniun Acarus Bacteri, compañero suyo de faena, era el miembro más odioso de todos. Siempre tan prepotente y con un infinito ánimo de figurar, llamando la atención, con la intención de resaltar su escasa presencia. Siempre insultando e insultante, dado a gastar bromas de diversa resonancia e igualmente dispuesto a no soportar aquellas que surgieran de algún sujeto ajeno a su clan.

La figura del Otro, tan desgarbada al caminar, era llamativa y tanto más cuando olvidaba su innata tendencia a permanecer encorvado.

La luz tardía, proveniente de la inmensa cúpula, que protegía artificialmente a la ciudad, era de un tono rojizo pastel, se cree que para mantener los cánones, temporales, de una naturaleza perdida.

De vez en cuando, elevaba su mirada hacia el complicado cielo y hacía un gesto de desaprobación al contemplar el hollín y la suciedad que impedía la observación del mundo exterior pese a la multitud de autómatas que se encargaban de aquel sucio menester.

Su faz cambió, repentinamente, de seriedad odiosa y maligna a sonrisa pícara y de placer en el devenir, cuando sus pensamientos mutaron, debido a las endorfinas que su cerebro había desprendido ante la proximidad de algún tipo de placer.

Tras recorrer cerca de un kilómetro y sortear sucias y angostas callejuelas de sonido metálico; cuyas aceras se encontraban repletas de mujeres de diversa raza y condición, algunas realmente provocativas, y varones, cuyas retorcidas y babosas facciones dejaban intuir, por cualquier observador, un considerable grado de degradación debido al vicio y al descontrol de las bajas pasiones, entró en unos soportales y se dirigió al interior de la amplia estancia penetrando en un pequeño local que pertenecía a una de las numerosas mensajerías galácticas.

–Por favor – se dirigió a una de las bellas dependientas, casi con vergüenza –, creo que ha llegado un sobre a mi atención.

– ¿Sí, por favor? respondió, ésta, preguntando mientras arqueaba las cejas en una clara expresión de interrogación mientras mostraba su blanca dentadura y lucía su contorneante torso.

–¡Ay!..., perdone usted ¡Beltrán’Jr!, me llamo Roberto Beltrán’Jr.

–No hay porqué señor... Hum... A ver... Ah sí, aquí está, tenga Usted– La expresión de la chica parecía denotar algo de conocimiento respecto al contenido del ligero receptáculo y a Roberto, pareció que fueran a salírsele los colores. 

Beltrán’Jr tomó el sobre y, ya en el exterior, lo abrió con avidez esperando que no se tratara de una estafa más, ya que sus buenos dineritos había tenido que abonar por aquello tan poco abultado:

Contactos Porno–Virtuales y también Reales
Dori, Marciana Pelirroja con dos vaginas. Código nº  25620
Jani, Joven polisenos de Ganímedes. Código nº  192130...
*
–Nada de aquello que existe en los mundos conocidos ha podido impedir la infernal soledad del Otro. Roberto Beltrán’Jr lo había intentado todo. Agencias de emparejamiento formal, videófonos de contactos sexuales; pero todo ello, no había sido para su bolsillo más que una considerable estafa.  Beltrán’Jr había pagado, en varias ocasiones, por unos servicios que jamás habría recibido.

–No obstante, aquí tenemos un bonito cadáver recubierto con un traje de polímeros sensoriales, Teniente. Sus ojos desorbitados reflejan un gran "shock" y tanto los sistemas electrónicos como el casco que yace a su lado nos dicen que estaba utilizando la “Intima” de Info–Red, y lo menos que podemos suponer, con tantas evidencias, es que ha sido asesinado por medios virtuales.

– Capitán!, Eso es evidente, como usted muy bien dice – El hablante carraspea, su voz y acento, debido a la perniciosa influencia de un inmenso puro habano que hallase apagado y húmedo entre unos amplios labios que ocultan una decolorada dentadura –, yo tan sólo me refiriero a una mera cuestión de realidad virtual que puede ser comprobada. También quisiera convencerte, si me lo permites, de que este sujeto ha podido ser asesinado con un exceso de masaje cardíaco, al igual que otros muchos, por algún desconocido que está en condiciones de poder manipular a distancia, los sistemas periféricos y sensoriales de un traje virtual. Ello es únicamente posible debido a los medios que ofrece el Sistema informático de la confederación planetaria.

El teniente García, había expuesto sus conclusiones, ¿vanas?, con una cierta lógica y que adornaba con la contundencia que era de esperar en un varón adulto y adornado con tan duras facciones. Su nariz era aguileña; pero algún accidente de la infancia, le había producido la partición del tabique y posiblemente, una paliza pugilística,  habría concedido a su aspecto un aire de brutalidad aparente que no se correspondía con su personalidad real.

Su contertulio, el inspector Álvaro Rubio, ocultaba su auténtica fragilidad física con el disfraz de una inmensa gabardina "beige" que le confería una apariencia de dureza legitimada, de algún modo, por el impresionante vozarrón de mando que habitualmente surgía de sus labios y que era originado en las oscuras profundidades de su cancerosa laringe.

–Teniente, creo que esto es algo que se nos escapa de las manos y que deberíamos de notificar a la  agencia de protección contra delitos en la red –El Inspector tomó un recipiente de titanio que había sobre la mesa y lo ocultó bajo la gabardina, como si de algún modo supiese de que se trataba…

– ¡Joder Capitán!, Ya estamos... –Protestó el subordinado por lo que había dicho su superior, mientras que no dio excesiva importancia al hecho de ocultación.
*
...Todo es irreal, Dios mío. Todavía no comprendo como pude aceptar este horrible puesto de trabajo...

– ¡Humberto Romero, debe aceptar este caso! Nadie hay más capacitado que tú para poder resolverlo– El Almirante Contreras era un individuo bastante convincente, cuando se lo proponía y a continuación sus palabras se cubrieron de una aureola de auténtica humildad.

–Capitán Romero– continuó hablando –, has demostrado repetidamente, durante estos últimos veinte años, que no estás afectado por la adicción de los viajes virtuales. No sé cuál podrá ser el motivo pero...

– ¡Almirante!– interrumpí –, no me gusta mi trabajo, eso es todo. ¿Cómo sería posible que algo me drogase, cuando sólo siento repulsión por ello?

El Almirante me corroboró que esa podría ser la causa principal pero también advirtió que mi aportación, en la seguridad de la Info–Red, había sido inapreciable. Por lo tanto, mi persona era ¿imprescindible?

No aceptó la dimisión que yo tanto ansiaba y que tan repetidamente le había colocado sobre la mesa.

Durante casi catorce horas de trabajo diario, mis únicos movimientos se desarrollaban dentro de un traje de caucho polimerizado sembrado de múltiples sensores electroquímicos, auditivos y visuales, los cuales proporcionaban a mi cerebro la necesaria información para poder llevar a buen puerto las pesquisas, tendentes ellas, a resolver todos aquellos casos del “Centro Secreto de Protección Informática” que afectaban negativamente a la humanidad de nuestro actual siglo XXIV. 

Es tan similar la realidad que palpo por medios virtuales, a la verdadera realidad del mundo en que hemos nacido en carne, que es muy difícil llegar a no perder el control sobre uno mismo y no volverse loco.

Esa inmensa Red, lleva la información que circula entre las diferentes ciudades de los planetas habitados, hacia otros sistemas estelares de nuestra Galaxia; pero, desgraciadamente, también ha sido utilizada, desde sus orígenes, por los criminales para extender la delincuencia, en sus diversas versiones, a todo el Universo conocido, incluido el asesinato.

La Red nos permite penetrar, virtualmente, en las viviendas de los ciudadanos, con los correspondientes permisos, claro está. También en los archivos de organismos estatales o de bibliotecas y en los bares, lugares de ocio y en todo aquello que se nos pudiese ocurrir. Estos accesos se realizan con la misma normalidad con la que, antiguamente, los ciudadanos paseaban por las grandes ciudades construidas al aire libre; pero con la ventaja de ahorrar el valioso tiempo que se perdía en el transporte entre los distintos lugares.

Los agentes secretos de Info–Red, podemos adquirir diferentes formas de personalidad virtual y también poseemos la facultad de asumir un control casi total sobre los mecanismos que reaccionan interactivamente con nuestros sentidos.

Tan sólo gracias a eso, podemos salir indemnes de la mayoría de las misiones; pero los criminales también han logrado averiguar, en muchas circunstancias, el funcionamiento de nuestros métodos y, creado, peligrosos virus que desarman nuestras defensas. De ese modo, pueden provocar descargas electrónicas de diversa intensidad y tensión en los trajes de polímeros y caucho; causando, en no pocas ocasiones, demasiadas víctimas entre mis compañeros. Todo eso, sin contar con las muertes provocadas en civiles y que pertenecen a nuestro quehacer cotidiano, como hechos a investigar.

La “Intima” es visitada por infinidad de individuos de las más diversas razas y de diferente sexo y condición social, con la intención de realizar contactos con otras personas o máquinas que puedan calmar sus apetitos sexuales; pero en los últimos años, la “Intima” ha sido visitada por algún sádico que se ha cobrado más de veinte víctimas mortales.

...Alguien llama con insistencia al portal virtual de mi habitación electrónica; pero yo sé que se trata del mencionado Almirante José Contreras, mi Jefe directo.

–Adelante Almirante– Bienvenido sea.

–Me gustaría traerle buenas noticias, Capitán, pero mucho me temo que esas tendrán que esperar para mejores momentos.

– ¿De que se trata, Señor?– Pregunté.

–Se nos ha comunicado, por parte de la policía local, que se ha encontrado otro fiambre rebosado en polímeros.

Entendí perfectamente el argot profesional. – ¿Cómo ha sucedido?– volví a interrogar.

–Siguen utilizando el método habitual de sobre estimulación bioeléctrica; no obstante, para mayor información contactará con el Teniente José García. Él le pondrá al corriente en todos los pormenores.

–Señor, ¿tenemos datos de los últimos hechos acaecidos previamente a que la víctima se convirtiera en un polo de carne?

–Joder, Romero– sonrió –, tú también con ese ácido sentido del humor..., basta ya, el Inspector García te dirá todo de lo poco que sabemos.

–Discúlpeme Almirante..., la Víctima. ¿Cómo se llamaba?

- Roberto Beltrán’Jr..., también encontramos en su Ordenador un ¿seudónimo?, el Otro ¡Extraño!, ¿Verdad?
El Almirante marchó cerrando la puerta tras de sí y  entonces entré en las páginas virtuales de la víctima, ya que con la sola visita de mi superior y padrino se me habían concedido, de forma instantánea, todos los permisos necesarios para comenzar la investigación de este suceso que tan unido estaba con aquellos otros que me habían ocupado el tiempo laboral de los últimos cuatro meses.

Intenté ponerme en contacto con el Teniente García, antes de que él lo hiciera conmigo; pero todas sus puertas y portales de acceso se encontraban herméticos a mis llamadas. Lo más seguro sería que estuviese fuera de su casa, trabajo o automóvil, comiendo posiblemente en algún tugurio barato.
*
–Muy amable por su visita caballero– Sonó una melodiosa y erótica voz femenina.

Tras la voz surgió un rostro y tras el rostro un cuerpo, posiblemente falsos, como solía suceder en estos aconteceres.

– ¿Señorita, se puede saber quien es usted y quién le ha dado per... –No me dejó terminar.

–Hace mucho tiempo que intento contactar con usted, Capitán Humberto.
Interrumpí– ¿Cómo sabe usted mi nombre?– esperé la respuesta.

–Querido amigo, perdone que no me haya presentado, mi nombre es Laura y tan sólo quiero ayudarle, ya que sin mi colaboración, posiblemente, será incapaz de resolver el caso que se trae entre manos..., además, tutéame por favor, ya que tu y yo lo vamos a pasar muy bien.

...¿No sería Laura la asesina virtual?
*
Hace ya, varios días naturales, que entré en contacto virtual con la Entidad “Laura”. Me preocupa en extremo, la abulia y el tedio que me vienen embargando la vida. Nunca había sucedido algo similar; ya que desde entonces, no he tenido la suficiente fuerza como para salir de la prisión virtual que me supone el traje de caucho y polímeros, y lo que es peor, vengo sin utilizar el holograbador que me permite desarrollar, con relativa eficacia, mi labor de investigación policial.

De una forma extraña, Laura tiene el metafísico poder de manipular las sensaciones virtuales, muy a pesar de que los sensores y periféricos bioeléctricos no deberían encontrarse, teóricamente, a su alcance. Otra vez tengo miedo de haber cedido a la trampa que supone la adicción virtual y en la que tantos compañeros míos cayeron. Quizá me haya llegado la hora de la jubilación.

La primitiva sospecha que se cernió en mi mente, acerca de Laura, se vino abajo y quedó despejada; pero tampoco estoy seguro de que sea una deducción lógica basada en hechos objetivos, pues siento que me ha enamorado de una forma cruel y sin vuelta atrás.  No obstante, fue ella quien me condujo a la vivienda de Miniun Acarus Bacteri, para que procediera a la interrogación de éste. 

Antes que nada, visité el hogar del difunto Beltrán’Jr, el Otro, y recogí toda la información que pude acerca de los momentos previos a la hora de su defunción.

Aquella luz que, falsamente supuse, penetraba por la ventana holográfica de su habitación y que venía a reflejarse en el holomonitor de su caduco sistema informático… Me resultaba conocido el punto en que dudaba de su propia persona y creía ser otro; eso suponía yo que significase ese estúpido seudónimo. Parecía que Roberto Beltrán’Jr hubiese entrado en un proceso esquizoide, bien conocido de los psiconeurólogos de Info–Red.

Al mismo tiempo, en el mismo instante; pero en otro plano dimensional. de multitarea, pude sentir una intensa sensación de orgiástico placer, ya que Laura no paraba de erotizarme y amarme con cada vez mayor poder.
Trabajaba y retozaba en el entorno de un trabajo informático compartido. Eso era muy peligroso debido al posible desdoblamiento de personalidad.

Investigué también los contactos de Roberto Beltrán’Jr con la mensajería espacial, y hasta me atreví a investigar a la policía local que descubriera el caso; pero no encontré ningún objeto ni pista que pudiera orientarme en la resolución del caso. Este hombre parecía haber surgido de la nada.

La angustia inunda mis entrañas. No es por temor a que mi persona pueda ser dañada. Es por Laura.  Todas las evidencias apuntan hacia la persona que ha secuestrado mi corazón, y mis genitales, a la que paradójicamente no conozco en persona y de la que, por lo tanto, no puedo saber su sexo, ni tan siquiera sus intenciones.  ¿Me habré enamorado de una idea?
*
–Señor inspector, hace ya algún tiempo que le estaba esperando. ¿Quiere una copa de destilado Alpha Ceti?

–No gracias, estoy de servicio, Miniun Acarus. ¿Sabe usted porqué estoy aquí en su domicilio?

–Me he enterado por las Noticias de la Red. También me lo han comunicado las autoridades locales. Mi odiado compañero ha sido asesinado– Sonrió.

–No sólo su compañero, amigo, también han matado al teniente de policía que descubrió los hechos antes de que me pasara la información que tenía en su poder...Es una noticia fresca que acabo de conocer ahora mismo.

– ¿No pensará usted que...?

–Yo, Señor Acarus ni pienso ni dejo de hacerlo, tan sólo me sujeto a los hechos y a las posibles evidencias. Adiós...
*
Miniun Acarus Bacteri se había puesto a temblar; pero durante aquel breve espacio de tiempo, tuve la certera convicción de que ese pobre cobarde no podía haber cometido el crimen. No era lo suficientemente inteligente. No se encontraba a la altura de los hechos acaecidos.

–Romerito mío, eres un auténtico toro amatorio.

–Laura, por favor, déjalo..., no, no lo dejes. Esto es imposible, me estoy volviendo loco. Loco de Amor por ti.

–Déjate llevar Humberto. Siempre es mejor el Amor que el Odio ¿No es así?

–Pero Laura, o quien quiera que coño seas, esto no puede llamarse amor tan sólo es sexo virtual. Además ¿Quien eres, de donde vienes?

–No tengo sexo, amor, ni tampoco soy de tu tiempo ni de tu espacio... 

...¡Oh no! El pánico hizo que los cabellos se me erizaran al comprobar como un rayo de luz violeta entraba por la ventana, incidiendo sobre mi sofisticado panel de Holo–Visión, haciendo que pudiese ver reflejado mi rostro; pero ese no era yo, no era yo. Eso ¡ya lo había vivido alguien!

No paré de llorar mientras la Entidad “Laura” me robaba la poca fuerza vital que me quedaba y con ella mi corazón y la cordura.  Aquel no era mi rostro, aquel no era yo, Dios mío... Era el Otro.
*