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miércoles, 3 de noviembre de 2021

Lección 23, Tercer Grado, Primera Orden

  "Las Bodas Químicas, 23"


-Tercera Jornada V-


Las circunstancias del nacimiento del Movimiento Rosacruz, en el Siglo XVII, fueron muy particulares y en un momento muy concreto de la Historia; las Bodas Químicas, aunque simbólicas, están basada en un hecho verídico. La Boda Real entre Federico, Príncipe del Palatinado e Isabel de Stuardo, Hija del Presbiteriano Rey, Jacobo VI de Escocia, I de Inglaterra y Duque de Albany.


En su día, dentro del Mundo Protestante, existía una gran esperanza puesta en ese matrimonio tan especial, dado que parecía que así Bohemia podría tener el poderoso apoyo de Inglaterra, de cara a la hipotética posibilidad de enfrentar al poderoso Imperio español de los Habsburgo.


Nos encontramos en plena Contrarreforma del Catolicismo, liderada por la recién creada Orden de los Jesuitas y en la antesala de la Guerra de Religión conocida como de los Treinta años.


El acontecimiento de aquella boda, para que podamos hacernos una idea, era de tal abolengo y magnificencia como si hoy se celebrase una Exposición Universal.


Según lo que nos ha llegado de los historiadores, la decoración del Palacio, donde se celebraron las bodas, fue algo fastuoso y donde los espectáculos de fuentes autómatas con espectaculares luces y sonidos, no envidiarían a nuestros espectáculos electrónicos de la actualidad.


Debemos de recordar que nos encontramos en pleno apogeo de la relojería teutona y del nacimiento de los famosos autómatas mecánicos, preámbulo de nuestros actuales robots y androides electromecánicos.


Pues bien, éste escaparate, de ámbito Europeo, fue utilizado por el Círculo de Tubinga, creador de los manifiestos rosacruces, y sus invisibles mecenas, para publicitar, en Europa, una suerte de Confederación Evangélica de todas las denominaciones protestantes, y que retomara la iniciativa, previamente frustrada, de Simón Studión y de su extinta Milicia Crucífera Evangélica.


Es respetable el considerar que el Movimiento Rosacruz, el cual no terminó cuajando como Organización física debidamente estructurada, debió de ser parte de un plan mucho mayor, en favor de la Reforma Protestante, y construído alrededor de los príncipes del Palatinado y de Jacobo, el Rey de Inglaterra; pero, lamentablemente, su Majestad británica, el Rey Jacobo no quiso entrar en ese juego de estrategia política y prefirió mantener la Paz con España, y nuestra pareja Real, Federico y su esposa Isabel, encontrándose desamparados, solo pudieron reinar durante un solo invierno, teniendo que exiliarse a los países bajos, al ser defenestrados por las fuerzas del Imperio Austro-Español, lo que daría comienzo a la gran guerra ya mencionada. 


Así, los simpatizantes de las ideas reformistas de la Rosacruz no tuvieron otra opción que disolverse y desarrollar su trabajo encriptado y en la clandestinidad más absoluta, fuera del Territorio palatino y de la Bohemia alemana. 


La influencia anglosajona, de parte del embajador Inglés Jhon Dee, en época anterior, cuando gobernaba en Inglaterra Isabel, la Reina Virgen, es innegable y puede observarse en nuestras Bodas, mediante esa firma de la Mónada Hieroglífica, invención del Mago inglés, y  que pudimos ver en la presentación de la Obra que venimos comentando. 


Esa influencia que nadie puede ocultar, no quita para que el Movimiento Rosacruz deje de ser un producto original del pensamiento de algunos reformistaa alemanes y, por lo tanto, algo de naturaleza nacional, aunque con pretensión Universal.


*


"Al mismo tiempo, se les despojaba de sus vestidos a los del siguiente grupo. También se hizo distinción entre ellos al ponerles su castigo, pues unos fueron despedidos sin más, otros fueron humillados al atarles cascabeles y campanillas, y otros fueron expulsados a latigazos. En fin, se impusieron castigos muy variados, según cada caso, y sería largo de contarlos todos.


Al fin les llegó su turno a los del último grupo. Fueron ejecutados de maneras distintas, pues, considerando cada caso, fueron decapitados, ahogados, ahorcados o ejecutados de otras maneras. No pude contener el llanto, no tanto por compasión, pues estaba convencido de que la sentencia era justa, sino por constatar la estupidez y la ceguera humana.


De este modo fue vaciándose el jardín, que momentos antes estaba lleno de gente, y solo quedaron los soldados.


Se hizo un silencio durante cinco minutos y un unicornio, blanco como la nieve y adornado con un collar de oro grabado con unos caracteres, se acercó a la fuente y dobló las patas delanteras, como si se arrodillarse ante el León que se erguía sobre ella. Este León estaba tan inmóvil que bien podría parecer de piedra o metal, pero se movió para coger una espada que tenía entre las garras y la rompió en dos mitades, que cayeron en la fuente. A continuación, emitió un rugido, y una paloma blanca con una rama de olivo en el pico se acercó volando hasta él. El león tragó la rama y se tranquilizó. Entonces el unicornio regresó a su lugar saltando alegremente.


La virgen nos pidió que bajásemos de la grada por una escalera de caracol y nos inclinamos ante las cortinas. Al llegar a la fuente, nos ordenó que nos mojásemos las manos y la cabeza antes de volver a nuestra posición y que esperábamos a que el Rey se retirara a sus estancias por un corredor secreto.


Después nos condujeron a nuestros aposentos con gran solemnidad y acompañados de música, mientras hablábamos entre nosotros sobre lo acontecido. En ese momento, serían, poco más o menos, las cuatro de la tarde.


Para hacer nuestra estancia más agradable, la virgen dispuso que cada uno de nosotros estuviéramos acompañados por un paje. Estos pajes, ricamente ataviados, eran muy cultos y podían hablar de cualquier tema con tan gran conocimiento que sentíamos vergüenza. Se les ordenó que nos acompañarán a visitar algunas partes del castillo y que procurase distraernos en la medida de lo posible.


La virgen se despidió con la promesa de vernos de nuevo en la cena. Después se celebraría la ceremonia de la "suspensión de las pesas" y, al día siguiente, seríamos presentados al Rey.


Cuando la virgen se marchó, cada cual se entretuvo con aquello que más atrajo su atención. Unos se interesaron por las extrañas inscripciones y las copiaron para luego intentar descubrir su significado; otros prefirieron pasar su tiempo comiendo y bebiendo. Por mi parte, pedí a mi paje que me guiara por el castillo y, aún hoy me alegro de haber tomado esa decisión. Me mostró bellas antigüedades y el panteón de los Reyes, en el que aprendí más de lo que se enseña en todos los libros. Allí se halla el Fénix, tema sobre el que escribí hace dos años un librito. Mi intención es la de publicar tratados similares sobre el león, el águila, el grifo, el halcón y otros.


Todavía lamento que mis compañeros no tomasen la misma decisión e ignorarán tan preciado tesoro, pero creo que ésta fue la voluntad de Dios. Saqué buen provecho de mi paje, pues estos nos conducían a cada uno siguiendo sus preferencias por los lugares y por los caminos que más les convenía. Pero mi paje era el custodio de las llaves y por esta razón me pude beneficiar de este conocimiento antes que los demás. Y aunque los llamase ahora para visitar el panteón, pensarían que las tumbas están en los cementerios y que pueden visitarse en cualquier momento. Pero estas tumbas, de las que sacamos una copia, no quedarán en secreto para nuestros discípulos.


Continuamos visitando la biblioteca, que se mantenía tal cual estaba antes de la Reforma. Aunque me alegro al recordarla, no voy a describirla; además, el catálogo aparecerá en breve. Junto a la puerta se encontraba un libro enorme, como no había visto antes otro, con la reproducción exacta de cada una de las figuras, salas, pasillos y puertas del castillo, así como todas las inscripciones y símbolos enigmáticos que hay en él. Sin embargo, aunque haya hablado y divulgado estos secretos, voy a detenerme aquí, pues he de callar mientras el mundo no esté preparado y sea mejor de lo que ahora es.


Junto a cada libro se encontraba el retrato del autor; llegué a la conclusión de que estos libros serían quemados a fin de que el recuerdo de estos hombres desapareciera.


Cuando terminamos la visita, en la puerta apareció un paje que se dirigió al mío con cierta precipitación y le habló al oído, le cogió las llaves y desapareció tan rápido como había llegado. Me percaté de la palidez de mi paje y le pregunté qué había pasado. Me dijo que Su Majestad había prohibido la entrada en la biblioteca y el panteón, y me rogó que mantuviese en secreto nuestras visitas para proteger su vida, ya que había negado que las hubiésemos efectuado. Todo esto me llenó de miedo, pero también de alegría. Le dije que guardaría el secreto y, a pesar de que habíamos pasado más de tres horas en estas visitas, nadie reparó en ello.


Eran ya las siete de la tarde, pero aún no nos habían llamado para la cena. Nuestras actividades hacían que nos olvidáramos de comer, pero, en estas condiciones, yo ayudaría el resto de mi vida con sumo gusto. Nos mostraron fuentes, minas y talleres cuyas obras no podríamos reproducir ni juntando todos nuestros conocimientos. Todas las salas estaban dispuestas en semicírculos, de tal modo que desde cualquier lugar se podía ver un reloj que estaba en el centro, colocado encima de una torre. Dicho reloj respondía al movimiento de los planetas, que reproducía de modo preciso; mostraba los errores de nuestros artistas, pero no forma parte de mi tarea el instruirlos."


*


Sobre el tema de las ejecuciones simbólicas ya hemos tratado, y aquí viene una representación simbólica de la Trinidad Divina y donde el Unicornio, representación del Hijo, se postra ante el León, representación del Padre, mientras que la Paloma, representación del Espíritu Santo, los sobrevuela y entrega una rama de olivo, símbolo de paz, al furioso León. La espada rota representa la división de la cristiandad, el rugido del León el disgusto del Señor y la rama de olivo su deseo de Paz entre sus hijos divididos.


El hecho de que a nuestros personajes se les haga lavar sus manos y cabeza en la fuente es un símbolo de purificación.


Es curioso que se indica que Rey sale de las dependencias por un pasadizo secreto, cuando nadie ha visto aún al Rey, ¿o sí?. Esa representación de la Trinidad Divina en la Fuente, acaso ¿no muestra las cualidades divinas del Rey?, ¿Puede ser nuestro León, símbolo de la realeza? 


Las Cuatro de la tarde nos indica que nos encontramos en una suerte de interludio mundano, a la espera de retomar los trabajos espirituales de la Iniciación.


Nuestro Autor, Valentín Andreae, se toma un pequeño respiro para mostrarnos el paisaje donde se están desarrollando las Bodas y que no es otro que el del Palacio Real Palatino y donde, en la vida real, están siendo casados los príncipes de Bohemia, Isabel y Federico V.


La visita es absolutamente significativa; sobre todo, cuando después de haber ojeado inscripciones, ilustraciones y retratos, nuestro Protagonista, indica que supone que todos esos libros serán quemados. Pues bien, que los actuales rosicrucianos se lo hagan ver, con detenimiento, porque todo ese ocultismo gráfico, que la mayoría sin conocer su significado, está absolutamente condenado por nuestro Príncipe Rosacruz y su Rey.


También se hace mención de varias aves que representan diferentes aspectos de la espiritualidad. Todas las aves, ya sean reales o mitológicas, son representativas del Espíritu, dada su afinidad con el aire. Se hace mención principal del Fénix; objeto simbólico donde los haya y del que tendremos que hablar en próximos capítulos, largo y tendido.


Es importante conocer que el pálido y asustado paje que acompaña a Christian Rosentkreutz es el custodio o guardián de las llaves del Castillo. Es el Señor de las llaves, el portador de las llaves de las dependencias del Microcósmos; el cual, aún sin poder utilizarlas, él mismo, pues es un mero programa arcóntico, como cualquiera de los otros pajes, ya sean visibles o invisibles; sin embargo, posee la capacidad de abrir las puertas del Conocimiento para todos aquellos que lo deseen, hayan sido llamados y se encuentren preparados; es decir, elegidos, cosa que sí sucede con nuestro Narrador.


Todo lo que sucede en las Bodas Químicas, está cubierto por una aureola de secretismo que no se corresponde con la necesidad de que las personalidades conozcan su verdadera naturaleza y función. ¿Por qué esto es así?. Es una obviedad el que Su Majestad el Rey, más pronto que tarde, se enterará de todo lo que sucede tanto dentro como fuera de su palacio; entonces, ¿qué esconde éste símbolo oculto?. La necesidad de que la Verdad solo sea conocida por la gente preparada y que no pueda llegar, de forma indirecta, al conocimiento de los arcontes, con el fín de que estos, desconociendo los planes del Espíritu, no puedan modificar sus estrategias con el fin de impedir que el Espíritu despierte a los egos que conforman su Personalidad o vehículo de manifestación en el reino material. 


Bien, este recorrido dura un tiempo concreto y delimitado por las 7 de la tarde, un total de 3 horas,  y que resulta ser el conocimiento de la plenitud de Dios. A partir de éste intermedio, las cosas del Espíritu, de Dios, van a ir tomando, cada vez, mayor consistencia y protagonismo.


Aralba Pensator Minister, Frater R+C