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domingo, 9 de octubre de 2011

KAOS QUÁNTICO, Libro II: Conspiración, Inteligencia + 2

Las Personas construyeron al Golem de Barro; el Hombre, primero edifica su Alma y ésta construirá, en su debido momento, el Cuerpo que le corresponde por Naturaleza.


Anónimo Rosacruz

(Dimensión Gaia 2035 d.c.)

Inteligencia + 2


Todo comenzó allá por finales del siglo XX.

Las Grandes Potencias Económicas, léanse: Estados Unidos, Unión Soviética, Francia, Inglaterra y Japón, llegaron a un acuerdo internacional para eliminar, definitivamente, las armas nucleares de la faz de la Tierra y trasladarlas a bases espaciales, a cierta distancia del planeta azul, para interceptar, en caso de necesidad, cualquier asteroide o cometa que pudiera colisionar con éste. 
Decidieron, asimismo, cambiar los presupuestos dedicados al armamentismo y trasladar ese dinero a la más pura investigación científica, pues creyeron oportuno que este esfuerzo, para que diera resultados visibles, a corto o medio plazo, debían realizarlo de forma conjunta, en una Base de operaciones situada en terrenos neutrales; esto es, que no estuviera ubicada en cualquiera de los países interesados.
Se escogió para ello el denominado, cariñosamente, Gran Valle del Silicio Español situado en las cercanías del Aeropuerto de Barajas. Esto fue así por la situación estratégica de este territorio que, además desde hacía algunos años, no sufría el azote del terrorismo.
Desde su inauguración, alrededor del año 2.035, fue decisión del Soberano Consejo de las Naciones Unidas que el proyecto primordial se dedicase a la investigación del Cerebro Humano y su relación con la inteligencia para poder aplicar los resultados obtenidos al ámbito informático en las ya antiguas tecnologías de la Inteligencia Artificial.
Los Profesores Brown, Cracow y el Doctor Smith eran, por decirlo de algún modo, los Jefes del Proyecto conocido como Inteligencia + 2.  Normalmente, los avances en dicha materia eran expuestos, a nivel mundial, por mediación de Macro-Congresos rotatorios que se realizaban en las diferentes capitales del Mundo civilizado.

Creían los entendidos políticos que esta colaboración, intercontinental, entre las potencias económicas era el preámbulo de una Sociedad Federal Mundial; pero eso, en realidad, sólo el tiempo y los buenos entendimientos tendrían la palabra... Incluso la Federación Unida de Religiones del Mundo estaba convencida de que las conclusiones derivadas de dichas investigaciones iban a tener un carácter positivo para ella, pues basándose en un antiquísimo adagio del mítico Hermes Trimegistos, el tres veces grande: Como Arriba es Abajo, pensaban de forma no muy desencaminada, que el estudio de las reacciones y consecuencias de la Inteligencia del silicio explicarían o podrían explicar el misterio de la Inteligencia Biológica tan emparentada, por ellos, con la Divinidad. 
Iberia, en aquel entonces, no era todavía, ni muchísimo menos, la potencia en la que llegaría a convertirse a mediados del siglo XXI. En realidad, los países avanzados en las tecnologías del Silicio tenían con esta República una especie de contrato arrendatario por el que Iberia recibía una cantidad equis en divisas más un tanto por ciento, en especie, de los avances tecnológicos alcanzados. En contrapartida, los países super-avanzados se aprovechaban de una mano de obra no demasiado elevada con relación a la preparación técnica de los operarios.
-Deberíamos comenzar construyendo un androide humanoide- explicaba el Profesor Brown, con cierto aire de incertidumbre reflejado en su rostro-, y luego podríamos ubicarle un cerebro miniaturizado...
-No, no, no -interrumpió con una negativa reiterada el Doctor Smith. Este era un personaje fornido y de carácter abierto y campechano-, creo que si la investigación la comenzamos por el tejado no llegaremos muy lejos y no nos conducirá a algún sitio...

-¿Cómo por el tejado Doctor Smith? –preguntó el Profesor Krakow con cierto aire de asombro; el profesor era..., bueno ya saben, como casi todos los rusos–, no creo que empezar construyendo el vehículo de manifestación y que va a recibir los datos del cerebro sea empezar por el tejado.
-Bueno, bueno..., me explicaré pues quizá no sepan por dónde voy –el Doctor Smith era de esas personas que parecían no tomarse nada en serio y que, sin embargo, demostraba con sus actos justamente todo lo contrario–, si primeramente construimos el cuerpo, amigos míos, nos encontraremos supeditados a instalar y crear un cerebro extremadamente reducido y consecuentemente primitivo, si por el contrario realizamos lo que yo propongo, esto es: construir un potentísimo cerebro..., con muchísimas unidades periféricas y de procesos interrelacionados..., ¡Ah, queridos!, y si ese cerebro queda programado con unos poderosos programas de Inteligencia Artificial capaces de realizar preguntas para que puedan decidir en cualquier circunstancia cuáles son sus necesidades más perentorias...
-Ajá, Doctor Smith –interrumpió el Profesor Krakow–, creo que ya vamos dilucidando y comprendiendo el camino por el que discurre su discurso; usted lo que pretende es que una vez hayamos construido el Procesador Central, alimentemos a éste con datos de todo tipo, como Ingeniería Mecánica, Micro Electrónica, etc, etc... y que después la Entidad Electrónica denominada como Inteligencia + 2 decida por sí mismo y nos ayude a conformar y construir su propio cuerpo de manifestación ¿no es así?
-Algo así, algo así –contestó, esta vez de una manera un tanto pensativa y meditabunda el Doctor en Inteligencia Artificial Don Enrico Smith– pero...  Bruscamente, interrumpió Brown.

-Pero para ello, queridos compañeros, creo necesario que deberíamos incorporar algún tipo de discernimiento en ese cerebro mineral para que como usted dice –señaló a Smith–, pudiera elegir de una forma eficaz y acertada el camino a seguir en la complicada construcción de sus vehículos sensoriales..., esto es, su cuerpo.
-Doctor, pero esto no es efectivamente –aseveró, de nuevo–, tan difícil como pudiera parecer a simple vista; sólo lo programaremos con el significado de una palabra: SUPERVIVENCIA.
Se empezaron a escuchar murmullos que iban subiendo de tono conforme iba pasando el corto tiempo.
-Claro está –continuó –, que la motivación que le incluiremos como objetivo a perseguir deberá ser LLEGAR A SER COMO UN HOMBRE; sin esto, el proyecto sería ineficaz.
-Pero ¿qué dice?, hombre de Dios –gritó Krakow mientras éste y el Doctor Brown saltaban, literalmente, de sus asientos–. ¿Está usted loco, pero realmente, es usted consciente de lo que nos está proponiendo? –de forma ofuscada se había dirigido Brown a su contertulio al mismo tiempo que le miraba con ansias de incredulidad y como si éste hubiera soltado una inefable blasfemia–, caray lo que usted pretende es que construyamos un monstruo, una máquina imprevisible, un, un... ¡Si!, un auténtico monstruo mecánico con libertad.
-No, no, no..., cálmense señores, no se equivoquen ni me mal interpreten hasta que haya terminado de explicarme y por favor déjenme acabar –interpeló Smith, levantándose y haciendo unos indicativos movimientos con sus nervudas manos para que presidiera la calma y continuó–. Este cerebro, en un principio electrónico, llevaría un programa preferente que le indicaría no realizar, con sus actos, algún daño a los Seres Humanos e incluso al resto de la Naturaleza.  Pondríamos a su disposición robots sensores como mineros y obreros para que con los datos que vaya recibiendo de su inmensa enciclopedia, es decir: todos los conocimientos interrelacionados de nuestra actual civilización escoja el camino más corto para llegar a ser lo más parecido al Hombre. En definitiva que para él la Utopía será el Homo Sapiens.

-Pero entonces –habló Brown–, podemos encontrarnos ante un gigantesco cerebro de silicio que llegaría a tener la capacidad de construir androides de una perfección cada vez mayor, con similitud humana, pero éste..., el último y más perfecto de los robots jamás podrá manifestar la totalidad de la increíble capacidad de su cerebro..., al final llegaría a ser un pobre Autista semihumano, sordo, mudo y ciego. ¿No es así Doctor Smith?
-Efectivamente profesor, está usted en lo cierto, pero si el trabajo lo realizamos correctamente y siguiendo un orden de preferencias establecido esto terminará corrigiéndose.
-¿Por qué? –increpó con una profunda interrogación el Ruso–, creo que nos encontramos ante un hecho insalvable.
-En absoluto, estimado profesor –dijo Smith–. El cerebro en un principio construiría o más bien daría las coordenadas necesarias para construir cientos de robots primitivos que serían sus manos, ojos, oídos etc, etc... Sus sentidos.  ¿Hasta ahí me van Vds siguiendo? Con posterioridad, estos, que no serían más que las herramientas del Cerebro Inteligencia + 2, reducirían al mínimo posible la gigantesca maquinaria que sería, en ese estadio, el cerebro y trasladarían absolutamente todos los datos de Inteligencia + 2 a Inteligencia + 2 reducida de tamaño o llamémoslo Inteligencia + 3.
-Pero, vamos, Doctor no sea usted tan ingenuo –dijo Krakow– llegaría un momento en que la reducción ya no sería practicable y además aunque lo fuese no creo que llegase a realizarse lo suficientemente miniaturizado como para ubicarlo en un cuerpo androide o de contextura humana como prefiero denominarlo yo.
-Bien acepto su duda –continuó Smith con su asertación–, y debido a ello colocaremos en Inteligencia + 2 el Programa Supervivencia + 1. Así siempre le faltará un punto para llegar a su objetivo y para la máquina se convertirá, como en el caso de la zanahoria para el burro, en un trabajo eterno. Con el Programa de Super Inteligencia Artificial irá recibiendo, continuamente, datos por mediación de sus robots periféricos que estarán interconectados con la totalidad de los Super Ordenadores Científicos del Mundo, haciendo especial hincapié en todos aquellos que contengan información sobre los últimos adelantos en Robótica y Biología Molecular.
-¿Biología Molecular? –sonrió, por primera vez, el Profesor Brown–, caray, no había caído en eso... 

¡hombre!, podíamos haber empezado por ahí pues da la casualidad que esa es mi especialización académica, por cierto creo que van muy avanzadas las investigaciones de pseudo-cerebros de moléculas proteínicas.
-¡Ahí!, ahí quería llevarles yo amigos míos. Nuestro Inteligencia + 2,3...  recibirá los datos por mediación de sus sirvientes satélites y además lo hará por mediación de Micro Ondas Electromagnéticas, nada de cables u otras zarandajas, éstos, serán procesados en su enorme cerebro y dará las ordenes pertinentes a sus androides para que construyan otros autómatas más perfeccionados, para que, así, Inteligencia + 2 pueda llegar a tener un conocimiento cada vez más profundo de su entorno; es decir se irá construyendo trajes, por decirlo de algún modo, cada vez más sutiles y en los que, de forma directamente proporcional, éstos, puedan desarrollar cerebros cada vez más perfectos..., así hasta el infinito pues, como ya hemos recalcado, llevaría incorporado el Programa Supervivencia + 1.
-Pero entonces, ¡Santo Dios!, nunca acabaría su trabajo –comentó sorprendido el Profesor Brown.
Nunca es decir mucho tiempo –matizó Smith–, siempre tendríamos en nuestras manos la posibilidad de frenar el proyecto.
-¿Usted cree? –preguntó Krakow.
-Hombre –sonrió Smith–, si no lo creyese no lo diría. Siempre existe la posibilidad de incluir en Inteligencia + 2 un circuito que funcionara como un interruptor de apagado o, literariamente hablando, un punto y aparte. Este podría ser activado por los Seres Humanos en caso de conveniencia.

-Doctor Smith –preguntó Krakow–, usted ¿conoce la teoría de las máquinas Von Newman, AUTO-REPLICANTES?
¿Las que se replican como si fuesen virus?.., por supuesto profesor, ¡Por fin me he explicado correctamente!, y ustedes me han comprendido... ¿Qué les parece?, ¿cuándo comenzamos?... –Dijo con una afirmativa pregunta mientras su blanca dentadura relucía al regalar a sus contertulios con una agradable sonrisa cargada de positivismo e ilusión.

EL PROYECTO SE REALIZÓ AUNQUE NO SALIÓ COMO ESPERABAN

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