miércoles, 18 de abril de 2012

KAOS QUÁNTICO, Libro IV: Cosmogénesis; El Sol


19 (1+9=10=1+0=1) El Sol (El Renacimiento)



Un nuevo Eón ha surgido como consecuencia de la suma de todos los Eones del Cosmos. Todavía no ha penetrado en el Mundo Original, está en ello. Es nuevo porque aunque es la suma de Isis espiritualizada, la Naturaleza, y Osiris reconstituido, Adam Kadmón, con su consciencia plena. Es la suma de las experiencias que se han asumido tras recorrer inmensidades de periodos de tiempo en diferentes planos del Multiverso. Cada Eón era el Espíritu de dos almas gemelas con diferente polaridad. Podría decirse que ha Nacido una Criatura nueva que tiene todo lo que tenían sus padres pero algo más. Es Horus, el Gran Ojo cósmico, el Gran Ser que lleva en su seno lo masculino y lo femenino; pero limpio y sin mácula, nuevo, infantil. Atrás han quedado todas aquellas malas experiencias que han permitido sublimar lo basto y convertirlo en útil y pura herramienta para poder traspasar este Plano Cósmico.



Se enfrenta ante una última prueba, donde se juzgará si esa limpieza de su cuerpo es plena; pero mientras tanto, un júbilo inmenso recorre a todas sus partículas antes divididas, ahora unidas en un solo Ser. Horus ocupa toda Shambala. Ahora Shambala es lo único que permanece del Multiverso. La inmensa masa de energía que se encontraba distribuida en cada una de las estrellas del cosmos está condensándose en una minúscula masa de densidad cuasi infinita. Las Fuerzas de sus hermanos del otro lado tiran de él. La implosión ha comenzado y todo volverá a comenzar; pero de otra manera, ya que la experiencia acumulada por el Dios de Dioses le permitirá no cometer los errores del pasado.



Al contrario de lo que se piensa la gente, los Dioses no son perfectos, tan solo eternos. Nunca conocieron en el pasado un nacimiento, ni tampoco una muerte. Este Ser cuando regrese a casa sabrá lo que es vivir, gozar y sufrir. Conocerá lo que es pasar por la transición de la Vida y la Muerte una y otra y una multitud de veces más. Esta no fue una Obra Teatral como las que sus hermanos interpretan de forma habitual en el Mundo Eterno de los Dioses. El Dios ha tomado una nueva consciencia y que le era desconocida con anterioridad. Está a punto de dar el salto cuántico. Cuando ello suceda, todavía queda, nada quedará del escenario pero como nada es todo así compartirá con sus hermanos sus humanas y divinas experiencias.



Los Dioses del Mundo Original podrán conocer que todos sus actos tienen consecuencias y que de esos efectos pueden surgir criaturas sin vida propia y que hay que controlarlas. La falta de consciencia puede provocar la inactividad del Dios y de su inanición una nueva inconsciencia más profunda que convierte a los Dioses en Seres Fríos y que se mueven por inercia sin contemplar la equidad y la Justicia. Para que el Dios sea Justo tiene que poseer consciencia de sí mismo y de sus criaturas; Los Efectos, consecuencias de sus Actos.



Ya, Horus, el dios Niño, que es capaz de verlo todo lo de sí mismo y lo de sus innumerables partículas de Energía, mece en su seno con una nana celestial sus nuevas experiencias y por tanto una nueva memoria. Memoria, esta, que compartirá con sus hermanos tras ser reconocido como tal. ¿Qué te ha pasado Adam Kadmón?, le dirán. El contestará no me llaméis más así, aquel Dios murió, el que regresa del anfiteatro de vacío Cósmico es otro Ser. Uno que conoce la alegría y la tristeza. Uno que conoce la piedad y el sufrimiento de sus propias entrañas.



El espectáculo ha sido magnífico Horus, le dicen sus hermanos; pero debemos ser sinceros contigo y decirte que hemos sufrido contigo y también hemos reído. Vimos como pequeñas e inocentes criaturas de los mundos creados por tu organismo divino luchaban, con ferocidad, para poder sobrevivir. Todo eso, querido Horus, ha sido diferente a todo lo que conocíamos de toda una Eternidad que nunca tuvo un principio y jamás tendrá un final. Vimos tu sufrimiento y los hilos que te comunicaban con nosotros, por medio de los agujeros negros de tu Multiverso, nos transmitían esas corrientes eléctricas y nos hicieron llorar. Conocimos el llanto y sus lágrimas que caían de nuestros párpados. Conocimos la risa y las carcajadas de tus efímeras criaturas cuando disfrutaban de algo etéreo y temporal. Pasa, ya, la última Prueba Hermano y termina de regresar a nuestro lado. Comparte, con plenitud, tu Vida en ese oscuro Plano.



Concepto Quántico de los Eones del Multiverso



“La Sabiduría del Hombre es locura para los Simios” Cuando se produjo la implosión en el Pleroma, arrastró consigo a la Entidad colectiva Adam Kadmón hacia el interior de la Burbuja de vacío, la Nada, produciéndose una terrible explosión conocida por los científicos actuales como Big Bang. Debido a esto, Adam Kadmón se disgregó en una infinidad de partículas infinitesimales, neutrinos, que se dispersaron hacia todos los lados de la burbuja tridimensional por medio de la Fuerza Cinética producida. Esa Fuerza es conocida como Fuerza Centrífuga pues fue originada por una especie de remolino espiral.



En el mismo instante de producirse la explosión comenzó a transcurrir el Tiempo en el Multiverso; pero las partículas emanadas del Pleroma, vivas e inteligentes de Adam Kadmón y por propia afinidad, Fuerza Centrípeta, se fueron reorganizando en una especie de nebulosas de caldo cósmico que dieron lugar a los Cuerpos de Helio e Hidrógeno de los Eones del Multiverso. Cuando se produjo la disgregación material del Dios, también lo hicieron sus múltiples espíritus con sus respectivas almas eternas. Cada Eón del Multiverso, recompuesto en un cuerpo físico luminoso y de fuego, atrajo hacia sí a su propio espíritu dormido; pero las almas siguieron vagando, bipolarmente divididas, por el Cosmos recién formado. Los Eones comenzaron a reunirse en cúmulos gravitatorios intentando reconstruir el Cuerpo original de Adam Kadmón y se formaron las Galaxias y grupos de galaxias. Alrededor de cada Eón dormido, ya que a su Espíritu le faltaban sus dos Almas, se agruparon diversos Eones de menor entidad que empezaron a gravitar, en forma elíptica, en torno al Eón principal de donde habían surgido. Producto de la explosión, también y como partículas de deshecho, se habían formado las Entidades que constituirían los Pilares del Multiverso y donde la vida pudiera surgir, los Legisladores o Arcontes; pero de estas Entidades puramente estructurales hablaremos en el siguiente capítulo.



Desde que comenzara este inmenso cataclismo, donde todas la entidades vivimos, no ha habido descanso por parte de los Eones que de una forma ciega vienen intentando reconstruir al Eón Original, Adam Kadmón; pero tampoco de parte de los Legisladores que para poder sobrevivir tenían que arremolinarse en torno a los Eones de menor entidad y por medio de la conocida como acrección, atraídos por su luz, la masa oscura y sin vida fue formando una especie de corteza en torno al fuego alimenticio del centro de los Planetas. Con el fin de intentar sobrevivir, como Entidades conscientes, los Arcontes vienen engañando a los dormidos Eones y provocando nuevas implosiones en estos, en forma de agujeros negros, que reproducen la burbuja original del primer Universo dentro mismo del Multiverso.



De este modo, se producen nuevos mundos tridimensionales separados del Universo primitivo. En cada uno de los Universos que conforman el Multiverso Eónico, los propios Eones que implosionaron en el Universo, primero reprodujeron de forma clónica, todas y cada una de las estructuras del primero. En su conjunto, el Multiverso tiene una apariencia de intestino o cerebro que se arruga y finta sobre sí mismo, en sí mismo, dentro de sí, con la única intención, planeada por los Arcontes, de que la materia oscura pueda distribuirse por todo el Multiverso de forma multidimensional y así impedir que la propia fuerza centrípeta, gravitacional, de los Eones dormidos provoque una nueva implosión en el Multiverso que haga regresar a Adam Kadmón al Pleroma de donde emanó. Es por dicha causa, que los científicos actuales son incapaces de encontrar esa materia oscura que pudiera frenar la expansión del Universo. De no despertar los Eones, la expansión no tendría fin pues seguirían formándose burbujas de vacío, dentro de otras burbujas de vacío, donde los Eones, dormidos y sin memoria seguirían siendo ordeñados por sus propias criaturas, los Arcontes sin Espíritu; pero eso, lo saben los propios Legisladores, tendrá un final; pues el Multiverso no es infinito y sin dimensiones como sí lo es el Pleroma. El Hombre, nosotros, somos la Consciencia de una parte bipolar de los Eones. De nosotros depende que despierten de tan largo sueño.